EE.UU. bate récord y supera los 74.000 casos de coronavirus en un día

Dia uno
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Tras registrar 74.513 casos este miércoles -un récord para las mediciones diarias-, un modelo estadístico proyectó  que Estados Unidos alcanzará las 224.000 muertes por coronavirus en noviembre -90.000 más en solo tres meses y medio-, justo cuando el país vive un repunte que obligó a dar marcha atrás con la reapertura en parte de su territorio.

El modelo del Instituto de Métricas y Evaluación de Salud (IHME), de la Universidad de Washington, de referencia en el ámbito científico de Estados Unidos, había proyectado casi 16.000 muertes menos por coronavirus la semana pasada, pero el aumento de los contagios de las últimas dos jornadas hizo que esa cifra se dispare, dijo uno de sus creadores.

La nueva proyección para el país más afectado por la pandemia es de 224.000 muertos para el 1 de noviembre, dos días antes de los comicios en los que Trump buscará su reelección, explicó el presidente de IHME, doctor Chris Murray, citado por CNN.

El repunte de casos en Estados Unidos es el mayor en dos meses y empezó luego que los estados, pasados sus picos de infecciones, levantaran restricciones y relanzaron actividades por exigencia de Trump, que ansía una recuperación económica antes de las elecciones del 3 de noviembre.

Como si hiciera falta una comprobación matemática esta realidad, el país reportó hoy 74.513 casos, que empujan el total a 3.490.735, con 803 nuevas muertes que dejan el total en 137.235.

La curva de contagios está en aumento en más de 30 de los 50 estados del país, sobre todo del Sur y del Oeste, y entre los más afectados se incluyen los tres con mayor población: Florida, que se ha convertido en nuevo epicentro del brote nacional y hoy superó los 300.000 casos, Texas y California, además de Arizona.

«Ese cambio en nuestras previsiones está siendo impulsado por el gran aumento de contagios en Florida, Texas, Arizona, California», dijo Murray.

«Hay una lista más larga de estados donde aumentan las muertes, así como las hospitalizaciones», agregó.

Según la Universidad Johns Hopkins, el país ya registra más de 3,4 millones de casos confirmados y casi 137.000 muertos.

Uno de estos estados es Oklahoma, donde el gobernador republicano Kevin Stitt anunció que tiene coronavirus con síntomas muy leves y que ya se aisló en su casa.

Es el primer gobernador infectado en el país y es uno de los que, alineado con Trump, se niegan a imponer el uso obligatorio de los tapabocas como medida preventiva, pese al creciente número de contagios en su distrito.

«Respetamos los derechos de las personas a no usar una máscara», volvió hoy a explicar en una conferencia de prensa virtual, reproducida por el canal CNN.

En cambio, Murray, como los principales expertos del Gobierno y la sociedad civil, volvió a aconsejar el uso de tapabocas, luego que Trump utilizara uno por primera vez en público el fin de semana pasado tras resistirse a hacerlo durante meses.

«Retrasa la necesidad de reimponer cierres de negocios y tiene enormes beneficios económicos. Quienes no usan mascarilla no sólo ponen en riesgo sus vidas, sino las de sus familias, amigos y comunidades», dijo.

«A nivel de la población (el tapabocas), puede salvar más de 40.000 vidas en Estados Unidos desde ahora hasta el 1 de noviembre, y como estrategia, puede ser la mejor en el país», agregó.

Más de una veintena de estados han echado el freno o dado marcha atrás con sus reaperturas para intentar frenar la propagación del virus, que ha dejado los sistemas sanitarios de Florida, Texas y Arizona cerca del colapso.

Esta semana, en California, el estado más populoso del país y una de las mayores economías del mundo, las autoridades volvieron a ordenar el cierre de bares, del salón de los restaurantes y de una gran variedad de negocios no esenciales.

En Texas, el alcalde de Houston, el demócrata Sylvester Turner, propuso un nuevo confinamiento al gobernador republicano y aliado de Trump, Greg Abbott, quien planteó la posibilidad de reimponer restricciones, tras ordenar el uso obligatorio de tapabocas en algunas zonas del estado.

Pese al imparable aumento de casos, Trump continuó con lo que muchos de sus críticos han calificado de «estado de negación», al volver a defender su manejo de la situación.

«Construimos la mejor economía de la historia (…) La plaga vino de China e hicimos lo correcto. Tuvimos que cerrarnos y ahora nos estamos reabriendo», dijo anoche el mandatario republicano, que la semana pasada empezó a exigir a las escuelas que reabran en septiembre.

Sin embargo, Los Ángeles y San Diego -dos ciudades de California cuyas comunidades escolares son de las más grandes del país- ya advirtieron esta semana que las clases continuarán siendo a distancia desde septiembre, cuando arranca el ciclo lectivo.

Mientras Trump y algunos gobernadores como el de Florida, Ron DeSantis, sostienen que el incremento de contagios se explica por el aumento de pruebas realizadas, el principal epidemiólogo de la Casa Blanca, el doctor Anthony Fauci, lo adjudicó a las reaperturas prematuras.

«No cerramos del todo y por eso después de subir, empezamos a bajar pero nos estabilizamos a un nivel muy alto, de unas 20.000 infecciones por día. Entonces, cuando comenzamos a reabrir, fueron surgiendo las oleadas que vemos hoy en California, Arizona, Texas, Florida y otros estados», explicó.

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