Opositores antifascistas salen a cruzar las marchas bolsonaristas; hubo represión y gases

Dia uno
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Por primera vez desde el inicio de la pandemia, grupos antifascistas pertenecientes a las hinchadas de clubes de fútbol de Brasil salieron a las calles para pedir la renuncia del presidente Jair Bolsonaro y contrarrestar las manifestaciones de los oficialistas que todos los fines de semana piden el cierre del Congreso y la corte suprema.

La policía reprimió con gases lacrimógenos y palazos a manifestantes opositores en San Pablo, en la Avenida Pauilsta, y en Río de Janeiro, en la famosa Avenida Atlántica de la playa de Copacabana.

En paralelo, Bolsonaro, que se alinea con su par estadounidense, Donald Trump, anduvo a caballo en medio de una manifestación a su favor con unas 200 personas que pedían intervención militar y el cierre del Supremo Tribunal Federal, la máxima corte que investiga al mandatario por obstrucción a la justicia.

En San Pablo, imágenes de corridas, peleas mano a mano entre bolsonaristas y opositores y bombas de gas lacrimógeno dominaron las escenas en la Avenida Paulista.

En medio de la pandemia de Covid-19, que según cálculos la próxima semana dejará más de 30.000 muertos, Bolsonaro volvió a salir sin barbijo a saludar a sus seguidores en Brasilia, pero por primera vez ese escenario fue cambiado por las ‘hinchadas organizadas’ de varios clubes que tienen un perfil ideológico, denominados antifascistas.

«Democracia, Democracia», cantaban los manifestantes opositores, vestidos de negro, dominados por Gavioes da Fiel, un sector de la hinchada de Corinthians que tiene también una escuela de samba.

Al homenajear a la Democracia Corinthianana, el movimiento del equipo de Corinthians donde se destacó Sócrates, el crack que pedía elecciones en plena dictadura militar, en 1982, los anfifascistas se reunieron en la Avenida Paulista por la mañana.

A 200 metros estaban concentrándose no más de 100 manifestantes bolsonaristas que piden el cese de la cuarentena y el regreso a la dictadura militar, reclamando en carteles el cierre del Supremo Tribunal Federal.

San Pablo es el estado con un cuarto de los fallecidos por el coronavirus en Brasil y se encuentra en cuarentena voluntaria con cierre obligatorio del comercio no esencial hasta el 15 de junio.

Según contó Alvaro Camilo, subjefe de la Policía Militarizada del estado de San Pablo, un bolsonarista con una bandera neonazi inició un enfrentamiento con los antifascistas.

La bandera era de un movimiento neonazi ucraniano, reivindicado por los bolsonaristas, que tenían banderas, también, del imperio que gobernó Brasil hasta 1889, de Israel y Estados Unidos.

«No estamos del lado de nadie, sino del ciudadano de bien», dijo Camilo, repitiendo al gobernador paulista, Joao Doria, ex aliado de Bolsonaro y posible competidor en 2022, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB).

La disputa entre el bolsonarista y el antifascista desembocó en que la policía alejó a los opositores lanzando gases lacrimógenos.

Los hinchas de fútbol montaron barricadas con un volquete y residuos que prendieron fuego hasta que fueron retrocediendo ante el avance policial, en una batalla de piedras y balas de goma que duró más de 2 horas en la principal vía brasileña. A los de Corinthians se unieron grupos de izquierda de la hinchada de Palmeiras -club del presidente- y del Santos.

En Río de Janeiro, el grupo Democracia rubro-negra del Flamengo fue a romper la manifestació de los bolsonaristas en la Avenida Atlántica, en la plaza de Copacabana, la más famosa del país.

La policía reprimió a los opositores con balas de goma, mientras por las calles los antifascistas perseguían y golpeaban a los ‘minions’, como se ha bautizado a los manifestantes bolsonaristas vestidos con la camiseta amarilla de la selección nacional de fútbol, por los personajes del film «Mi Villano Favorito».

En Belo Horizonte, capital de Minas Gerais, una manifestación contra Bolsonaro pidiendo su renuncia fue realizada por el ala izquierdista ‘Antifa’ del Atlético Mineiro.

En Porto Alegre se habían iniciado estos movimientos hace dos semanas, con sectores de Gremio e Internacional adhiriendo al movimiento internacional Antifa, declarado terrorista por Donald Trump.

En este marco, Bolsonaro también por Twitter adhirió al mensaje de Trump para llamar terroristas a estos grupos.

El presidente volvió a desafiar las reglas y salió sin barbijo a saludar a los manifestantes. Antes, en las redes, había dicho que habrá una «crisis» con el Poder Judicial a raíz de los operativos del Supremo Tribunal Federal, que lo investiga por obstrucción de la justicia.

Con la pandemia fuera de la agenda presidencial, a tal punto que un general del Ejército está a cargo del Ministerio de Salud tras la renuncia de dos especialistas en menos de un mes, Bolsonaro pasó la semana pasada amenazando no cumplir las órdenes del Supremo Tribunal Federal.

La Policía Federal pidió a la corte que el presidente sea escuchado en el proceso que se le abrió para saber si quiso manipular para proteger a su familiar las instituciones del Estado.

Mientras tanto, hoy usó el helicóptero oficial para filmar a sus seguidores en la Plaza de los Tres Poderes y luego apareció andando a caballo.

En esa plaza, que rodea al Palacio del Planalto, el Congreso y el Supremo Tribunal Federal, anoche se registró una de las protestas contra la corte de la manifestante ultraderechista Sara Germani, imputada de participar de una red de propaganda ilegal bolsonarista y de trolls.

La mujer se hace llamar Sara Winter, en homenaje a una dirigente fascista británica y dirige el grupo Brasil 300, que promueve que la población se arme para proteger a Bolsonaro.

La marcha, con antorchas, banderas de Estados Unidos y máscaras de Jason, el personaje de la saga cinematográfica «Pesadilla», simuló una manifesación del grupo supremasista blanco estadounidense Klu Klux Klan.

Winter amenazó al juez de la corte Alexandre de Moraes, que esta semana allanó su residencia, diciendo que lo va a perseguir «hasta el fin de sus días».

Fuente: Télam

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