Se suman voces para liberar las patentes de vacunas, pero es difícil que la idea prospere

Dia uno
Dia uno

Los países que pretenden la exención de los derechos de propiedad intelectual de las vacunas contra el coronavirus iniciarán una carrera de diez días para sumar voluntades antes de la nueva cumbre de la Organización Mundial de Comercio (OMC), donde se enfrentarán al rechazo de Estados Unidos y la Unión Europea (UE).

En paralelo esta semana se produjo la mejor noticia para los países más pobres: el inicio de la distribución de dosis a través del mecanismo solidario Covax.

El aeropuerto de Accra, capital de Ghana, acaparó esta semana todas las miradas –y seguramente algo de envidia- porque hasta allí llegó desde India el primer cargamento de vacunas financiado por el instrumento de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que busca que los inmunizadores lleguen a naciones pobres.

Un par de días después fue Costa de Marfil el que vio llegar a su aeropuerto de Abiyán una carga de 504.000 dosis de AstraZeneca-Oxford también a través del Covax.

La puesta en marcha de este esquema, aunque demorada, constituye una brisa de esperanza para los países con menos recursos, que ven cómo las naciones más poderosas compran por demás lotes que ni siquiera fueron aún producidas.

Un par de días después fue Costa de Marfil el que vio llegar a su aeropuerto de Abiyán una carga de 504.000 dosis de AstraZeneca-Oxford.

Un par de días después fue Costa de Marfil el que vio llegar a su aeropuerto de Abiyán una carga de 504.000 dosis de AstraZeneca-Oxford.

No aparece con claridad aún cuánto de eso puede resolverse si, como pretenden unos 100 países –incluida la Argentina- se impone en la OMC la exención, aunque sea temporal, de los derechos de propiedad intelectual de las varias vacunas ya aprobadas o en vías de lograrlo.

Hace semanas que circula por redes un dato que alguien rescató de la historia: en marzo de 1922, los canadienses Frederick Banting y Charles Best anunciaron el descubrimiento de la insulina, que cambiaría la vida de millones de personas diabéticas en el mundo. Como juzgaron que debía estar al alcance de todos, vendieron la patente al simbólico precio de 1 dólar a la Universidad de Toronto.

Paradójicamente, todo pasó en Canadá, país que ya acordó la compra de un número de vacunas que multiplica por cinco su población total.

Voces a favor de la liberación de las patentes

Algo de aquel ejemplo es el que se busca ahora en la OMC, con un bloque al que esta semana se sumó la Unión Africana (UA) y que aspira, en base a una iniciativa primera de India y Sudáfrica, a que se liberen las patentes «hasta que haya una gran vacunación a escala global y la mayoría de la población mundial esté inmunizada».

La semana mostró una larga fila de voces a la búsqueda de sensibilizar corazones de países poderosos: Amnistía Internacional (AI), Human Rights Watch (HRW), Médicos sin Fronteras (MSF), Unesco y Unicef, entre otras organizaciones y entidades, denunciaron la desigualdad en la vacunación.

Fuente: Telam

Share this Article