Los hospitales modulares construidos en pocos días en Lomas de Zamora, Almirante Brown, Florencio Varela, Quilmes, Hurlingham, Tres de Febrero y Moreno dieron inicio a un cambio en esos municipios bonaerenses que permanecerá más allá de la pandemia de coronavirus y esconden historias de compromiso.
Cristian Torres es obrero y, mientras la mayoría de los argentinos estaba en su casa a salvo del coronavirus, él salió muchos días a trabajar para montar uno de los centros de salud de emergencia: «Nunca imaginé que pudiera empezar un hospital de cero y terminarlo en tan poco tiempo», dijo a Télam todavía conmovido.
Cuando se hizo evidente que la pandemia de coronavirus había llegado a la Argentina, el Ministerio de Obras Públicas de la Nación, que conduce Gabriel Katopodis, tomó la decisión de equipar las zonas más pobladas del país con doce hospitales modulares de emergencia: ocho de ellos en distritos del conurbano bonaerense, un noveno en la ciudad de Mar del Plata y el resto en tres provincias, para lo cual se destinaron 1.894 millones de pesos.
«Uno veía en los noticieros que levantar un hospital en pocos días eran cosas que se podían hacer allá por China y ¡mirá ahora!, nosotros lo hicimos», agregó satisfecho Torres.
Los ocho hospitales que se construyeron en territorio bonaerense tienen sectores de aislamiento para pacientes que no presenten cuadros demasiado graves además de camas de terapia intensiva con respiradores para los casos críticos, y fueron montados en menos de 30 días para afrontar el pico de contagios en esos conglomerados de la provincia de Buenos Aires.
«Me siento orgulloso de ser parte de este proyecto», dijo Torres, que es obrero de una empresa contratista y trabajó en el montaje del hospital modular de Longchamps, localidad del partido de Almirante Brown. Junto a sus compañeros completaron la obra en apenas 22 días.
Torres es soldador y con sus herramientas de trabajo dio forma al esqueleto de ese centro de salud: «Armamos toda la estructura de hierro» del Hospital Modular de Emergencia «María Eugenia Álvarez», llamado así en homenaje a la enfermera de Eva Perón, nacida en este distrito, y que aún vive y está lúcida con sus 93 años.
El hospital tiene 1.100 metros de superficie y se levantó en el predio de la Unidad de Pronta Atención (UPA) de esa localidad, cerca de la estación de trenes, una zona comercial y accesible para los vecinos, a la que llegarán en breve los cien trabajadores de la salud que completarán su planta porque funcionará las 24 horas.
«En 22 días junto al Ministerio de Obras Públicas de la Nación levantamos este hospital de 72 camas de las cuales 22 cuentan con respirador artificial y las otras 50 son intermedias», explicó a Télam el intendente de Almirante Brown, Mariano Cascallares.
El jefe comunal graficó la relevancia que tendrá el centro de salud tanto ahora, ante la pandemia, como en el futuro: «Con esta obra estamos prácticamente duplicando la capacidad de la región en cuanto a camas hospitalarias y además estamos descomprimiendo la labor de los hospitales Arturo Oñativia y Lucio Meléndez de nuestro distrito».
Por su parte, el secretario de Salud de Almirante Brown, Walter Gómez, explicó a esta agencia que «el Hospital Modular de Longchamps es la obra sanitaria más importante de nuestro distrito en los últimos años, concretada en tiempo récord y que nos posibilita aumentar considerablemente la capacidad hospitalaria de Almirante Brown».
Detalló también que no fue la única intervención en el sistema sanitario comunal: «En paralelo a la construcción de este hospital, hemos montado sistemas de triage en el Lucio Meléndez y en el Arturo Oñativia, colocamos cámaras térmicas en el Menéndez de Adrogué, instalamos carpas con consultorios externos para descomprimir a ambos hospitales e incluso colocamos salas de internación modulares en ambos hospitales», detalló.
Para el soldador Cristian Torres, trabajar en la construcción del hospital no fue fácil: «Nos tenían aislados en el Polideportivo de Longchamps y durante los 22 días de trabajo no vimos a nuestra familia, no teníamos contacto con nadie que no fueran las personas que estábamos en la obra y la empresa nos daba todo: barbijos, alcohol en gel o comida», contó.
En efecto, por la pandemia las medidas sanitarias se extremaron en la obra y entre los trabajadores que participaron en el levantamiento de estos hospitales: «Mi familia también está orgullosa por todo esto y yo más porque nunca me imaginé ser parte de algo así», concluyó.
Como Torres, Ariel Cena también se sumó como trabajador (en este caso municipal) a las tareas que implicó el armado de un hospital modular de Florencio Varela: «Mis compañeros y yo estamos orgullosos de haber participado en un proyecto tan grande, de haber puesto nuestro granito de arena», explicó a esta agencia.
Cena detalló: «Hicimos la playa de estacionamiento, tareas de pintura y colocamos árboles y plantas» y, si bien reconoció que fue difícil trabajar en un contexto de pandemia, explicó los aspectos positivos: «Fuimos muy cuidadosos, tuvimos mucha precaución. Nos enfocábamos en el trabajo, no pensábamos en la enfermedad ni en lo que estaba pasando en el mundo, solo pensábamos en nuestra tarea».
El trabajador municipal reiteró su orgullo por haber trabajado en el armado del hospital, pero, emocionado, expresó: «Se hizo un muy buen trabajo, quedó lindo y es algo que nunca vi pero ojalá no se use para lo que se lo levantó».
Fuente: Telam