El Abierto de Australia y la necesidad del tenis de reinventarse por la pandemia

Dia uno
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Este lunes arranca el primer Grand Slam de la temporada en medio de la pelea contra el coronavirus. Protocolos estrictos y previsión, pilares de la organización para seguir adelante.

El Abierto de Australia y la necesidad del tenis de reinventarse por la pandemia
El Abierto de Australia presentó estrictos protocolos. Casi no hay casos en Melbourne y por eso habrá un 50% de público.

En enero de 2020, cuando los incendios forestales arrasaron Melbourne y el humo puso en jaque al Abierto de Australia, nadie pudo prever lo que asomaba en el horizonte. Más de un año después, el tenis sigue en plena pelea frente a una pandemia que sólo abre incógnitas, miedos y desesperación.

Los estadios del Abierto de Australia tendrán público, hasta un 50% de la capacidad total.
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Burbuja, protocolos y público: el Abierto de Australia albergará hasta 30.000 personas por día

El primer Grand Slam de la temporada comienza este lunes, pero se juega desde hace varias semanas, entre dudas y promesas. Australia, la isla más grande del planeta, parece un oasis en un mundo que se puso de rodillas ante el coronavirus. Allí casi no hay casos, situación explicada por la estrictez de las medidas tomadas por las autoridades.

Durante casi un mes, el estado de Victoria, cuya capital es Melbourne, no registró casos confirmados de Covid-19. El hogar del primer torneo grande de la temporada de tenis tiene un perfecto equilibro entre rigidez y flexibilización: ya se vio a varios jugadores y colaboradores sin barbijo, por citar un ejemplo.

Sin embargo, el gobierno local no especuló y decidió imponer directrices muy claras para que el Abierto de Australia pueda seguir su curso. Todos los tenistas debieron llegar a la ciudad entre el 14 y el 15 de enero, para así poder realizar una cuarentena obligatoria de dos semanas y en la que sólo pudieran salir para entrenarse cinco horas diarias y con un único compañero, que además no se pudiera cambiar.

La Federación local armó una suerte de burbuja en diversos hoteles y el Melbourne Park, que además del Grand Slam fue sede -al mismo tiempo- de la ATP Cup, de dos torneos de varones y de tres de mujeres. Una vez terminada la cuarentena, los involucrados pudieron tener más libertad.

A mediados de la semana pasada, un positivo de coronavirus, la palabra más temida de los últimos 12 meses, hizo saltar las alarmas. El gobierno endureció algunas medidas y Tennis Australia aisló a todo el Grand Hyatt Hotel para hacer un testeo masivo a más de 500 personas involucradas en el torneo. Finalmente, todos dieron negativos, a excepción de aquel trabajador que fue el primer contagiado en un mes.

¿Cómo hizo el Australian Open, uno de los últimos grandes sucesos deportivos en disputarse en tiempo y forma, para no ver alterado su desarrollo? Como otros negocios, la clave fue la adaptación. Es imposible dejar a un lado la situación sanitaria en el país, pero tampoco la organización y la esquematización que siempre tuvo el torneo.

Que se hayan disputado seis campeonatos en el mismo lugar, con la previsión de días suficientes para que todos hagan cuarentena, y con la exigencia de seis testeos negativos para poder competir, demuestra la capacidad de la organización para reformular todas las bases asentadas durante décadas.

Para seguir de pie, el tenis debió ajustarse al contexto. Sabido es que el deporte de las raquetas es uno de los más globales, junto a la Fórmula 1 y el atletismo. Fue imperiosa la necesidad de acomodar cada pieza ante la coyuntura mundial para no quedar al borde del colapso.

El Abierto de Australia sólo modificó su fecha y se disputa tres semanas más tarde. Y dio un paso más allá: será el primer torneo oficial en disputarse con público. Unas 30.000 personas -el 50% de la capacidad total- podrá ingresar al predio. Protocolos, medidas, previsión, las claves para el acorde funcionamiento de la maquinaria tenística.

Las amenazas de suspensión estuvieron firmes durante largas semanas de incertidumbre, porque es de esperar que un gobierno no quiera comprometerse a acrecentar el número de casos de coronavirus. Sin embargo, existe otro factor determinante para agregar en el entramado: la edición 2020 del Abierto de Australia le significó a Victoria un ingreso de más de u$s 380 millones a su economía. En la última década, el aporte del certamen superó con amplitud los u$s 2.000 millones.

Australian Open
Del humo en Melbourne al cierre total del planeta y las posteriores flexibilizaciones pasaron solamente 13 meses. Está claro que, mientras el show continúe y no haya daños colaterales (sea por contagiados o por propagación de la enfermedad), el saldo es positivo.

Aun en tiempos en los que el deporte mundial retoma su actividad casi en plenitud, las dudas alrededor del tenis se mantienen vigentes, ya sea por lo viajes, los alojamientos o los contactos. Pero esta disciplina se reinventa día a día para que los circuitos no se vean aún más afectados.

Si la situación global avanza hacia una solución masiva para el coronavirus, el tenis seguirá su marcha triunfal, pero en caso contrario, ¿cómo se subsanará? La burbuja que la NBA hizo en Orlando, con todos los equipos alojados en el mismo lugar de competencia, parece lo más razonable, con las obvias diferencias entre una actividad y otra.

La realización del Abierto de Australia parece elevar un poco más la vara -tan típico de este certamen- sobre cómo llevar adelante los protocolos y darle continuidad a la competencia. El futuro parece promisorio pero no puede haber descuidos: el circuito quiere seguir y recibir con honores el regreso de Roger Federer.

FUENTE: AMBITO

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