Los sintagmas «estafa piramidal» y «esquema Ponzi» volvieron a instalarse tanto en los diarios y sitios web periodísticos como en la conversación cotidiana.
Incluso las autoridades están alerta: el Banco Central presentó una denuncia contra un presunto Ponzi en Catamarca y la Comisión Nacional de Valores (CNV) viene realizando advertencias sobre el accionar de Generación Zoé, una compañía que brinda cursos de coaching y promueve inversiones con rentabilidades insólitas.
Estafa financiera: cuatro claves para no caer en un esquema piramidal
Ahora bien, ¿cómo funcionan estos fraudes financieros que nacieron en la segunda década del Siglo XX?
En primer lugar, hay que señalar que cualquier propuesta de inversión que ofrezca ganancias descabelladas debe despertar una señal de alarma.
Por ende, si alguien promete, por ejemplo, un 10% de ganancia anual en dólares y afirma que no existe ningún peligro no hay que creerle. Y lo mejor es huir.
Un detalle a tener en cuenta es que, al principio, en las estafas piramidales o Ponzi los rendimientos son realmente fenomenales, para que nadie desconfíe y para que crezca el monto de dinero invertido. Y también es cierto que, al principio, los estafadores pagan prolijamente. Hasta que se termina.
Mucha gente cae en este tipo de estafas por ignorancia o desconocimiento, pero nadie está libre de ser robado por los «ponzi» de este mundo. El estadounidense Bernard Madoff creó un fraude de u$s 64.000 millones que perjudicó a bancos, aseguradoras y multimillonarios. Aquí, más que ignorancia, el problema fue la ambición desmedida.
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Según la definición de la Guía de Protección de personas inversoras de la CNV, un esquema Ponzi tiene lugar cuando una persona estafadora o hub recoge el dinero de personas inversoras y lo utiliza para pagar supuestas ganancias a las personas inversoras de etapas anteriores, en lugar de invertir o administrar el dinero como se prometió.
La estafa lleva el nombre de Carlo Ponzi, un inmigrante italiano que llegó a Estados Unidos en 1903. Entre fines de la década de 1910 y principios de los años ’20 convenció a miles de personas para que invirtieran en un complejo plan con sellos de correos.