La arqueología es la ciencia encargada de estudiar y describir el estilo de vida de civilizaciones antiguas, a través de la interpretación de objetos encontrados en templos, así como la forma de escritura y organización de sus sociedades.
Durante el siglo pasado se hicieron importantes descubrimientos y gracias al avance de la tecnología, implementado en nueva maquinaria, siguen existiendo un progreso en el campo de la antropología que, nos ayuda a entender como fueron los primeros asentamientos humanos.
Gracias a estos descubrimientos, somos capaces de reconstruir la historia de la humanidad y responder preguntas planteadas dentro de la comunidad científica. Además de poder tener una comprensión del estilo de vida que existía, los restos materiales encontrados nos permiten obtener datos importantes, cómo saber el año que datan dichas pertenencias, las cuales suelen ser encontradas en excavaciones, tumbas, tesoros, barcos hundidos y directamente, en restos humanos momificados.
Saber la edad de las piezas encontradas, permite a los expertos conocer los años que duró una civilización y buscar antecesores o bien, sucesores a esta época.
Una de las civilizaciones más estudiadas han sido los mayas, cuyos templos ceremoniales se han vuelto parte del Patrimonio Cultural de la Nación, incluyen una zona arqueológica cómo una de las 7 maravillas del mundo.
De acuerdo con National Geographic, la civilización maya fue una de las culturas mesoamericanas más importantes, teniendo una extensión desde el sureste mexicano, Guatemala, Honduras y El Salvador y existen registros que datan de 2.000 a.C y las ciudades de relevancia fueron fundadas 750 a.C.
Estas grandes ciudades siguen siendo exploradas, siendo fuente de grandes descubrimientos que siguen asombrando el estilo de vida y la comprensión de eventos astronómicos que se tenían en la época.
En esta ocasión, fue el turno del gremio científico quien descubrió que estos sitios se encuentran contaminados con una gran concentración de mercurio.
De acuerdo a un artículo publicado en la revista Frontiers in Environmental Science la contaminación hallada no se trata de un hecho reciente que se le pueda adjudicar al estilo de vida moderno.
En los resultados arrojados en la investigación, esta contaminación se debe al uso frecuente de productos que contenían una alta cantidad de mercurio por parte de los mayas durante el período clásico, entre los 200 y 900 dC. La alta concentración de este elemento representa un riesgo, incluso, hoy en día. Lo que quiere decir que las grandes concentraciones de mercurio yacían ahí antes de la llegada de los españoles a tierras americanas.
La presentación más utilizada es el sulfuro de mercurio cristalino, un mineral conocido como cinabrio que pudo ser utilizado como colorante en tonos rojos, teniendo un significado espiritual para los mayas, quienes asociaban este color con la sangre.
Se cree que los mayas espolvoreaban este metal pesado sobre el suelo. «Para los mayas, los objetos podían contener ch’ulel, o fuerza del alma, que residía en la sangre», dice el geoarqueólogo de la Universidad de Cincinnati, Nicholas Dunning. Por lo tanto, el pigmento rojo brillante del cinabrio era una sustancia invaluable y sagrada, pero sin que ellos lo supieran, también era mortal y su legado persiste en los suelos y sedimentos alrededor de los antiguos sitios mayas».
El mercurio es un contaminante asociado a los desechos de la industria moderna y de acuerdo con al Organización Panamericana de la Salud (OPS), el mercurio es tóxico para el ser humano, generando una amenaza en el desarrollo in útero y en la niñez.
Existen diferentes versiones del mercurio, incluyendo su forma elemental, inorgánica y orgánica, cada uno representa diversos efectos tóxicos, afectando el Sistema Nervioso Central (SNC), Sistema Digestivo y órganos como pulmones, riñones, piel y ojos.
Así que podemos deducir que la contaminación de estas ciudades se dio a raíz de la actividad humana de la época