Antes que nada, hay que aclarar que siempre, ante la duda, es importante y necesario consultar con un médico porque los síntomas son los mismos tanto para las enfermedades físicas como para las emocionales: opresión, dolor, asfixia, malestar, incomodidad, taquicardia.
El cuerpo como canal emocional
Nuestro cuerpo es uno, y está necesariamente conectado a nuestra mente. No son dos entidades separadas, sino que somos un todo.
Partiendo de esta base, cuando algo ocurre a nivel mental o emocional, las consecuencias irán directamente hacia el cuerpo si no logramos ponerlo en palabras y hacer el proceso correspondiente de dichas emociones a tiempo.
El término “psicosomático” hace referencia a este mecanismo: es la aparición de síntomas que no tienen una causa física justificada y que interfieren en el desarrollo de la persona, tanto a nivel personal, laboral, social etc. En este somatizar, el cuerpo expresa lo que no se esta pudiendo expresar por otras vías, por ejemplo: la palabra.
¿Qué hay detrás de las molestias en el pecho?
Cuando lo que nos atraviesa es una situación de angustia que nos genera mucho malestar emocional del que no podemos salir, en general se hace síntoma presente en la zona del pecho.
El pecho es un canal emocional que puede llegar a acumular mucha tensión y angustia (al igual que la mandíbula, cuello, hombros). Son zonas sensibles con mayor predisposición a generar síntoma.
A algunas personas cuando están tristes, se les cierra el pecho (les cuesta respirar), a otras el estómago (les cuesta comer), a otras se les paraliza la cervical (no pueden moverse), y así cada uno de nosotros siente y procesa de manera diferente.
La realidad es que no hay una regla fija cuando de emociones y sentir hablamos. Cada individuo tramita como puede el malestar emocional. Cada uno de nosotros tiene un “punto débil” diferente.
Lo importante es tomar consciencia de esto y trabajarlo para que no se torne algo crónico y sin salida. No naturalicemos el malestar. No tenemos por qué convivir con síntomas todos los días, y asumir por ejemplo que siempre me dolerá el pecho cuando algo me ocurre emocionalmente.
Es cuestión de contar con un espacio de canalización que nos permita desanudar el conflicto y empezar en poner en palabras aquello doloroso.
El factor ansiedad
La realidad es que, en la sociedad actual, llevamos un ritmo de vida diario que puede tranquilamente llevarnos a experimentar una gran cantidad de estrés y de ansiedad. Las preocupaciones que llevamos sobre nosotros pueden hacernos experimentar emociones no tan agradables o al menos, incomodas.
La ansiedad, en general, viene acompañada de síntomas físicos y emocionales. Síntomas con los que hay que convivir en determinados momentos cuando la emoción está en su máximo pico de expresión. Pero como todo lo que sube, baja, esto también pasará.
La parte que más le cuesta al ser humano es aceptar las cosas como son. Si tuviéramos la capacidad para aceptar esa ansiedad en vez de agotar recursos para luchar contra ella, siempre digo, que el proceso sería mucho más orgánico y liviano.
Las emociones siempre vienen por algo, lo que sucede muchas veces, es que no estamos conectados con nosotros mismos, para entender porque estamos atravesando lo que estemos atravesando.
La ansiedad muchas veces puede convertirse en una aliada. Si aprendemos a aceptarla y permitirle el lugar necesario para ser parte del proceso, podemos hasta estar eventualmente agradecidos por haber sabido convivir con ella.
Tips para entender el malestar
Se puede tratar el dolor en el pecho, pero para trabajar con el síntoma debemos comenzar por entender la causa de ese malestar: pensar en por qué mi cuerpo llega al punto de somatizar y en por qué las emociones se van directo al cuerpo en lugar de que tomen otra vía.
Les dejo algunos tips que considero importantes a la hora de autoevaluarnos y sintonizar con lo que nos ocurre:
1) Pararnos a pensar en cómo nos sentimos y en cuáles son los motivos que han podido llevar a que experimentemos esos sentimientos.
2) Expresar lo que sentimos. Sólo el poner palabras a los conflictos internos alivia el malestar emocional.
3) Tratar de evitar las situaciones que identificamos que nos generan estrés.
4) Involucrarnos en actividades que resulten beneficiosas para nuestro bienestar emocional. El apoyo social es muy importante.
5) Apostar por un estilo de vida saludable. Por ejemplo, el ejercicio físico puede ser de gran ayuda para mejorar el estado de ánimo, aliviar preocupaciones y estrés. También la alimentación consciente.
6) Estar conectados con un entorno que nos genera estabilidad emocional, es muy importante. Estar rodeados de personas que nos nutran y potencien lo mejor de nosotros, es ideal.
7) Buscar alguna práctica que alimente nuestra paz interior. Puede ser hacer psicoterapia, encuentros de mindfulness, meditar, algún encuentro de lectura, etc.
8) Y los más importante: escuchar a nuestro cuerpo. El cuerpo es muy sabio y nos va enviando señales. El síntoma debería ser un límite. No deberíamos padecer en el cuerpo lo que nuestra mente no está siendo capaz de procesar.
Por eso la importancia de los tratamientos y procesos integrales. Trabajar junto con mente-cuerpo como un todo, como lo que verdaderamente somos: una misma entidad.