¿Cómo seguir adelante después de un trauma?

Dia uno
Dia uno

¿Qué es un trauma?

El trauma es una palabra muy amplia y solemos pensar que refiere siempre a experiencias letales y sumamente catastróficas. Pero en realidad, puede ser cualquier evento en nuestra historia vital que nos provoca una vivencia de estrés frente a un peligro.

Es importante entender que el trauma tiene más que ver con la “vivencia” del evento, que con el evento en sí: muchas personas pueden exponerse a una misma situación, pero no todos tendrán la misma vivencia sobre la misma. Para algunos la experiencia se puede volver traumática y para otros no.

Cuando hablamos de vivenciar un peligro, puede tratarse de un peligro de muerte, de integridad física o psicológica, o de humillación hacia uno mismo o hacia otra persona. A su vez, este hecho traumático puede ser único y aislado, o puede ser una situación repetitiva.

También puede pasar que alguien nos cuente que pasó por una situación de peligro, y que eso nos despierte una señal de alarma.

¿Cómo se desarrolla el estrés postraumático?

Nuestro cerebro está compuesto por muchas conexiones que van procesando la información para poder ubicar cada cosa en un lugar. La amígdala, es la sección de nuestro cerebro que se encarga de emitir una respuesta emocional a cada evento que vamos asociando. De esta forma, vamos generando las diferentes emociones y conductas en orden a las situaciones.

Frente a una situación de peligro pueden pasar dos cosas: podemos integrarla e incluirla en nuestro psiquismo, o puede pasar que no podamos procesarla y que se haga una especie de nudo en una de las conexiones, bloqueando el paso de la información. Es ahí cuando aparece el estrés postraumático.

En algunos casos, la vivencia ocurre en la infancia y no es percibida como un trauma, pero luego, en la vida adulta, la persona se da cuenta que estuvo expuesta a un peligro, y empieza a generar síntomas. En estos casos, es muy común que se generen baches en la memoria a modo de protección. Pero también sucede que, como nuestro cerebro necesita ordenar la información que quedó inconclusa, este genere falsos recuerdos a fin de completar la situación.

¿Cuáles son los síntomas del estrés postraumático?

Por lo general los síntomas duran hasta 6 meses después del acontecimiento, pero a veces se puede convertir en un estrés postraumático crónico. También puede ocurrir, como mencioné anteriormente, que se presenten síntomas años después del suceso traumático.

El estrés postraumático se presenta con un conjunto de síntomas:

– Flashbacks: son imágenes vívidas que aparecen de forma intrusiva. Es como soñar despierto.

– Pesadillas

– Angustia

– Miedo: temor a cualquier situación que se relacione a ese hecho.

– Evitación: empezamos a evitar situaciones, lugares, personas o momentos que nos recuerden el hecho traumático.

– Aislamiento.

– Sentimiento de culpa: muchas veces queremos encontrar una causa, y en la búsqueda a veces nos culpabilizamos.

– Ira: nos volvemos más intolerantes a los comentarios, consejos, etc.

Patologías asociadas

– Ataques de pánico: están asociados a crisis de ansiedad. La ansiedad es como una alarma que todos tenemos, es una respuesta natural frente al peligro. Cuando me expongo a un trauma, la alarma queda fallada y lo que sucede es que se dispara por cualquier situación. Nos 

dice que hay peligro, cuando en realidad no lo hay. Entonces estamos en una situación de hipervigilancia y así se generan los ataques de pánico. También aparece el miedo al miedo por si vuelve a ocurrir.

– Depresión: aparece la angustia, la visión negativa sobre el mundo, sobre uno mismo y sobre el futuro. Suele estar acompañado de sentimientos de culpa, de que, si se hubieran hecho las cosas diferentes, el evento traumático no hubiera ocurrido (esto es imposible de saber).

– Respuestas disfuncionales para enfrentar situaciones: ira, intolerancia, irritabilidad, llanto, etc.

¿Qué se puede hacer desde la Terapia Cognitiva Conductual?

El objetivo final es procesar la información traumáticaNo se trata de olvidar, sino de resignificar: ubicar la información en nuestro cerebro para que deje de perturbar.

Existen técnicas y modelos para resolverlo, pero tengamos en cuenta que cada situación es única, y tenemos que saberlo al elegir una terapia.

1) Técnica cognitiva: resignificar los recuerdos

La TCC afirma que las cosas que nos pasan emocionalmente no tienen que ver con los sucesos en sí, sino con las interpretaciones que hacemos de los mismos, es decir, las vivencias.

La terapia no puede cambiar nuestro pasado, pero sí puede ayudarnos a trabajar en hacer nuevas interpretaciones que nos permitan actuar de manera diferente. No vamos a borrar recuerdos, vamos a resignificarlos.

Hacer esto no es fácil, suele ser movilizante y hasta pueden aparecer nuevos recuerdos… pero mientras más lo hablemos y escribamos, más interpretaciones nuevas pueden surgir, y lograremos evitar la respuesta emocional negativa.

2) Técnica conductual: desensibilización sistemática

Se basa en ir exponiendo gradualmente al paciente a situaciones relacionadas al trauma que generen la respuesta emocional. Con esto se busca llegar a la habituación, con la que poco a poco se va desvaneciendo la reacción intensa ante los recuerdos traumáticos.

Esto se hace en el consultorio, acompañado, siguiendo un protocolo, con mucha paciencia. Puede ser de a poco, por ejemplo, viendo fotos o haciendo un dibujo, hasta que finalmente se expone a la persona a la situación que le produce malestar.

Todo esto es muy movilizante y tiene que ir acompañado de técnicas de relajación.

3) Técnica fisiológica: relajación

Las técnicas de relajación están orientadas a las respuestas fisiológicas (aquellas que no puedo manejar como los latidos del corazón).

En las técnicas de relajación hay que tener en cuenta que la primera vez probablemente no me relaje. Pero hay que seguir porque mientras más la practicamos, más expertos nos volvemos. Y de esta forma, el día que la necesite, la vamos a poder usar.

Existe una técnica de relajación que podemos hacer en cualquier lugar, y que bajará la respuesta fisiológica que estamos teniendo. Se llama 4, 7, 8: inspiro en cuatro segundos, llevando la mayor cantidad de oxígeno a nuestros pulmones, luego voy a sostener el aire por siete segundos y después lo voy a soltar contando de manera escalonada y lenta y pausada 8 segundos. Esto va a hacer que se regule nuestro ritmo cardíaco y la forma en la que estamos respirando, permitiéndonos volver al equilibrio.

También podés utilizar el Talkit Program para ver cuáles son los pensamientos, las emociones y las conductas que van apareciendo en tu proceso, y que sepas cómo modificarlos, buscando pensamientos alternativos y formas más funcionales.

La importancia de validarnos

Es muy importante poner en valor la vivencia traumática, expresarla. No hay una vivencia que sea mejor o peor que otra. Todas las experiencias son valiosas, no hay experiencias banales y hay que darles la importancia que merecen. Si lo siento, lo siento, por algo es.

También es importante identificar los recuerdos dolorosos. Si los callo, no voy a lograr que dejen de existir, sino que aparezcan los síntomas. De alguna forma mi cerebro requiere procesarlo.

Debemos pasar de pensar “¿por qué mepasa a mí?” a “¿por qué no?”. Todos estamos expuestos a peligros, desilusiones y problemas sin que podamos prevenirlo. Puede pasar, y con eso algo tengo que hacer. La propuesta es intentar resolverlo, buscar la forma que sea lo menos doloroso para mí.

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