La historia de la ‘Niña del Napalm’, la fotografía que marcó la Guerra de Vietnam hace 50 años

Dia uno
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El 8 de junio de 1972, el ejército de Estados Unidos roció millones de litros de Napalm sobre la selva de Laos y Vietnam. A 50 años de la tragedia, las consecuencias siguen a flor de piel.

Antes de los 70, la familia de Kim Phuc Phan Thi tenía amplias tierras en el campo vietnamita. Su madre administraba el restaurante más exitoso de su ciudad natal: la gente buscaba sus guisos típicos, porque conservaban un sazón casero que otros locales habían perdido. 

Junto con sus hermanos y primos, Kim Phuc Phan Thi llevaban una vida tranquila. Ir a la escuela, jugar en el atrio del templo local, hacer el mandado: en fin, engranajes comunes de la maquinaria cotidiana. Nunca se imaginó que, al terminar la primavera de 1972, se convertiría en la ‘Niña del Napalm’: la protagonista de la fotografía que marcaría para siempre la Guerra de Vietnam.

45 millones de litros de agente naranja

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Formación de cuatro barcos en un rociado de defoliación. Fotografía: Fuerza Aérea de EE. UU. / Wikimedia Commons

El ‘agente naranja‘ es una de las armas biológicas más corrosivas de las que se tiene registro en la historia. Diseñado originalmente en Estados Unidos, fue la estrategia secreta de la Operación Rach Hand, para devastar la selva asiática y ganar ventaja sobre las fuerzas vietnamitas.

La idea era destruir el follaje, de manera que el ejército de Estados Unidos pudiera tener más control sobre el territorio. Por ello, utilizaron la toxina TCDD, una sustancia que produce quemaduras profundas casi sobre cualquier superficie. De esta forma, el terreno estaría despejado, y los extranjeros podrían localizar más fácilmente al Vietcong, las Fuerzas Armadas locales.

«SOLO TENGO MEMORIAS INTERMITENTES DE ESE DÍA TERRIBLE», ESCRIBE PARA THE NEW YORK TIMES KIM PHUC PHAN THI, LA MUJER QUE APARECE AL CENTRO DE LA FOTOGRAFÍA. «[…] UN AVIÓN VOLÓ MUY BAJO Y A TODA VELOCIDAD, EL RUIDO A SU PASO FUE ENSORDECEDOR. LUEGO, HUBO EXPLOSIONES Y HUMO Y UN DOLOR INSOPORTABLE».

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El 8 de junio de 1972, Kim Phuc Phan Thi tenía 9 años. Sobre todo su cuerpo, las avionetas el ejército estadounidense rociaron Napalm: un arma biológica tóxica, que produce quemaduras que pueden ser letales sobre la piel. Durante semanas enteras, helicópteros y avionetas estadounidenses rociaron alrededor de 45 millones de litros de agente naranja. Las lesiones siguen a flor de piel sobre la población de ambos países.

A 50 años de la tragedia

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Niños vietnamitas huyen de sus hogares en la aldea de Trang Bang, en Vietnam del Sur, tras la explosión de una bomba de Napalm. / Getty Images

La Guerra de Vietnam se libró entre 1955​ y 1975. A 5 décadas después de que las hostilidades terminaron, las minorías étnicas de Laos y Vietnam siguen padeciendo las consecuencias de interactuar con el Napalm.

Después de dejar lesiones cutáneas similares al acné, el Napalm ingresa al organismo y deja estragos vitalicios en ciertos órganos vitales. El hígado, los riñones y el páncreas figuran entre ellos, ya que no están diseñados para procesar el TCDD naturalmente. El ardor sobre la piel no tiene un límite definido.

A flor de piel

Más allá de las personas que murieron entre esa década trágica para Asia, el problema de las armas biológicas es que se perpetúan en los organismos de los sobrevivientes. La guerra termina en el exterior, pero permanece por generaciones en los cuerpos de las personas. Además de las consecuencias inevitables para el metabolismo de quienes recibieron directamente la sustancia, las mujeres embarazadas padecieron también los efectos nocivos.

Muchos de los fetos que recibieron directamente el agente naranja de sus madres nacieron con malformaciones. Generación tras generación de personas en Vietnam han nacido enfermas como consecuencia de la interacción intrauterina con el agente naranja. Aunque diversas personas afectadas por esta arma biológica se han unido en organizaciones de la sociedad civil para exigir sus derechos de guerra, sus demandas han caído en una caja negra, sin respuesta.

Durante años, Kim Phuc Phan Thi ha sido entrevistada en repetidas ocasiones sobre el día en que se convirtió en la ‘Niña del Napalm’. Al respecto, actual embajadora de la UNESCO muestra graves reservas: «Por definición, las fotografías capturan un momento en el tiempo. Pero los sobrevivientes en esas fotografías, en especial los niños, deben seguir adelante. No somos símbolos, somos humanos«, concluye.

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