El músico misionero editó Eiké!, un disco donde reúne a grandes figuras de la música popular de distintas partes del mundo, grabado durante la pandemia
El guaraní es una lengua que flota sobre lo específico porque en la base hay metáforas. Puede pasar que la palabra que explica lo que es la orilla del río signifique, en la literalidad, labios de río. Puede pasar, también, que esa metáfora sea el puerto de partida hacia algo más profundo. Un significado en movimiento.
El nuevo disco del Chango Spasiuk se llama Eiké! y, por supuesto, el significado guaraní está en movimiento. Porque si bien eiké expresa de arranque el verbo “entrar”, lo que sigue llega hasta el corazón. El acordeonista necesitaba una palabra que refleje tanto el proceso de su disco gestado en pandemia como la unión de otros encierros dispuestos a entrar a su casa.
A su corazón. Desde Río de Janeiro, por ejemplo, Jaques Morelenbaum (el gran arreglador de Caetano Veloso y el chelista más importante de la MPB) recibió el tema de Mi pueblo, mi casa, mi ciudad y lo que pasó después es una nueva disrupción en la carrera de uno de los músicos populares de Argentina que permanecen a la vanguardia. Eiké! como título y Entrar en el alma como bajada para que el piano del Chango Spasiuk reelabore su propia obra.
Este nuevo disco contiene doce canciones que revisan la obra de Spasiuk más los temas Siete higueras (Isaco Abitbol), Puestero lobizón (de su maestro Luis Ángel Monzón) y Puerto Tirol (Heraclio Pérez). Después de cruzarse con Gustavo Santaolalla en 2019 y de anhelar durante varios años trabajar con él, a Chango se le prendió una luz. Desde la soledad de su piano, y el silencio “aterrador” del confinamiento, lo llamó y le preguntó si quería grabar algo sobre la pista de Pynandí. Santaolalla, que también estaba encerrado como todos los demás, finalmente aceptó y así Eiké! se volvió un disco colectivo. Algo contrario a lo planeado porque Spasiuk se sentó en pandemia para componer en el piano y lo primero que salió fue “Improvisación para Juana”, dedicada a su hija menor y encapsulada en una resonancia de mil caminos.