Elecciones presidenciales en Bolivia: más de siete millones de votantes deciden el futuro del país

Dia uno
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Bolivia elige nuevo presidente en un contexto de incertidumbre política y económica; el futuro del país pende de un hilo ante la posibilidad de una segunda vuelta y el potencial fin de la hegemonía del MAS. 

En un ambiente político tenso, Bolivia celebra elecciones presidenciales con un padrón de 7.937.138 votantes. Este proceso electoral podría marcar el fin de la hegemonía del Movimiento al Socialismo (MAS), tras 20 años en el poder. Los principales contendientes son el empresario de centro-derecha Samuel Doria Medina y el ex presidente Jorge Tuto Quiroga. La posibilidad de una segunda vuelta es alta si los pronósticos se cumplen. En esta jornada, también se renueva la Asamblea Legislativa.

Un clima electoral incierto

El país enfrenta su peor crisis económica en cuatro décadas, lo que genera un ambiente de crispación política y fragmentación social. Encuestas recientes indican que un 33% del electorado podría optar por el voto en blanco, nulo o permanece indeciso. Los analistas sugieren que Andrónico Rodríguez, de la Alianza Popular, podría beneficiarse de esta indecisión, dado su enfoque estatista similar al del MAS, que no participa en esta elección.

Impacto en el exterior

En el extranjero, 369.931 bolivianos están habilitados para votar desde 22 países, incluyendo Argentina, donde más de 60.000 ciudadanos bolivianos pueden ejercer su derecho en 24 escuelas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Este dato fue confirmado por el Gobierno de la CABA a Noticias Argentinas, subrayando la importancia de la diáspora boliviana en el proceso electoral.

El futuro de la política boliviana

La inhabilitación de Evo Morales y su distanciamiento del presidente saliente, Luis Arce, han dejado al MAS debilitado. La ruptura entre ambos líderes, antaño aliados, ha derivado en un contexto de acusaciones de golpe de Estado y divisiones internas, según France 24. Este escenario podría significar no solo el fin de una era política, sino también un posible giro hacia políticas más conservadoras en Bolivia.

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