Cuando Bianca Agostina Zippan escuchó su nombre hace un año en la Fiesta Nacional e Internacional de la Yerba Mate, las luces, los aplausos y la emoción se mezclaron en un solo instante. “Fue un momento de mucha felicidad, desbordaba de emoción —recordó—. Ver a mi papá, productor yerbatero, con lágrimas en los ojos, orgulloso de lo que había logrado, me llenó el corazón. Es un recuerdo que quedará marcado en mi memoria”.
Desde ese día, la joven oriunda de Comandante Andresito se convirtió en embajadora de uno de los emblemas más profundos de Misiones. Durante su año de reinado, representó la cultura de la yerba mate con compromiso y gratitud. “Lo que más me deja este año es haber tenido el honor de portar los atributos y representar a nuestro emblema nacional, rodeada del cariño de la gente, compartiendo experiencias únicas con mis compañeras y conociendo lugares maravillosos.”
Con convicción madura, Bianca habla del rol de la reina como algo mucho más grande que una banda y una corona. “A las jóvenes que aspiran a ser Reina de la Fiesta les diría que lo más importante es ser auténticas, mantener siempre la humildad y el amor por lo que representan. Este rol no se trata solo de una corona, sino de compromiso, respeto y responsabilidad.”
Su mensaje también incluye una invitación al conocimiento y a la preparación. “Les aconsejo que se formen, que conozcan nuestro producto madre, que confíen en sí mismas y disfruten cada paso del proceso, porque es una experiencia que marca para siempre.”
Durante su gestión, Bianca llevó la esencia del mate a cada destino que visitó, reafirmando el valor simbólico que esta infusión tiene en la vida cotidiana de los misioneros.
“Lo que más me gusta de nuestra cultura es el mate, ese símbolo de unión, amistad, compañía y encuentro. En cada ronda se comparten charlas, risas e historias. Es un lenguaje propio de afecto. Durante mi reinado siempre llevé el mate conmigo, difundiendo su consumo y su espíritu.”
A pocos días de entregar los atributos, Bianca transita el cierre de esta etapa con la mirada puesta en el futuro. Estudia para convertirse en médica y asegura que la experiencia como reina le aportó herramientas valiosas para su crecimiento personal y profesional.
“Aprendí a desenvolverme con seguridad, a comunicarme mejor, a afrontar desafíos y a relacionarme con más profesionalismo. Todo lo que viví me ayudó a transmitir lo que significa para mí la yerba mate, mi forma de pensar y mis valores.”
Con la serenidad de quien cumplió un sueño y la sensibilidad de quien comprende su legado, Bianca Zippan se despide dejando una huella de autenticidad, orgullo y amor por la tierra yerbatera. Su historia resume la fuerza de una generación que honra la tradición sin dejar de mirar hacia adelante.