La fe en tiempos de cuarentena

Dia uno
Dia uno

Nunca me hubiera imaginado que desde el 20 de marzo, el primer día de Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio se extendería hasta hoy y quien sabe cuánto tiempo más. Al principio de la cuarentena les preguntaba a las personas por su vida espiritual, por su estado de ánimo y me respondían que estaban bien, que confiaba en Dios y tenían fe. Pero al  paso de las semanas de estar encerradas, y al ver que los días confinados aumentaban, empezaron a venir a sus mentes miedos reales, miedos a cosas que les podían pasar. Miedos que paralizaban: ¿cuánto tiempo tardara esto? también: ¿qué va a pasar con los trabajos?, ¿qué pasará si enfermamos? Y como éstas, algunas cosas más.

Ahí el Señor empezó a hablarme de la fe, de lo qué es y lo qué no es. Cuando el miedo toma el control es difícil poder escuchar al Señor. La incredulidad toma lugar y quiere que vivas desconfiando de Él. La lucha espiritual es morir cada día a nosotros (y a nuestros miedos) para creer a Jesús. Brevemente te comparto algunas cosas aprendidas sobre la fe. 

La fe no es vivir creyendo que las cosas saldrán como yo quiera. De hecho, eso se aleja mucho de lo que es la fe. Vivir así te lleva a desconfiar de Dios y su plan, a pensar que tú sabes más y eres más inteligente que Él. Pero viviendo de esa manera, no tendrás paz. La fe tampoco significa pensar que siempre y absolutamente todo va a ir bien, porque no es verdad. Habrá momentos en la vida que son difíciles, que te harán sufrir. El sufrimiento no está lejos de la vida de un cristiano.

La fe es tener la certeza y la convicción de que Jesús te sostiene siempre. Y que pase lo que pase mañana, también lo hará, porque te ama y su mano no te va a soltar. No es sólo creer en Él, es creerle a Él. Es creer las cosas que Él dice por encima de lo que tu mente incrédula diría. Es creer que Jesús es suficiente para tu alma. Es dar el valor real a sus promesas. Creer que en el momento difícil su voz no te va a faltar, porque tu alma vive de eso. Su Palabra es la antorcha que alumbra tu camino y como hizo María, la hermana de Lázaro, esa es la única cosa que tu alma necesita, y es quedarte “con la mejor parte”.

Por último, vivir esta verdad requiere una muerte diaria: la muerte a la incredulidad y a las mentiras del diablo. Negarse a vivir de ellas matando tu carne y tomando tu cruz, para vivir la vida abundante que Cristo ofrece.

La fe es sobrenatural, cree para vivir, y para vivir la vida que el Señor ha diseñado para ti. Es creer que tenés un compañero de vida que es el Espíritu Santo, que te guía y te lleva a Jesús. La fe es creer que pase lo que pase nada te puede arrebatar de los brazos del Señor porque Él es tu lugar seguro. Él es lo mejor y suficiente para ti. Acércate a Jesús!!!

Cierro esta reflexión con las palabras del Señor Jesús: “Tengan presente que yo estaré con ustedes todos los días hasta el fin del mundo.” Mateo 28.20

Lic. Miguel Hundt

Pastor Iglesia Bautista del Centro

Pte Consejo Pastoral Eldorado

Psicólogo Social

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