Argentina se ubica entre los 10 países con mayor consumo de pornografía infantil y advierten que “un gran porcentaje empieza a temprana edad”

Dia uno
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Marianela Cardozo, licenciada en Psicología, alertó sobre el alarmante consumo de pornografía infantil en Argentina, debido a que el país se ubica entre los diez primeros en este tipo de contenido. La especialista subrayó la importancia de la prevención y la supervisión familiar a los menores para combatir este problema desde la infancia.

La licenciada en Psicología y diplomada en Abordajes Integrales del Trabajo Infantil, se refirió a las preocupantes estadísticas sobre el consumo de pornografía infantil en Argentina. Según señaló, el país se encuentra en el top 10 mundial en el consumo de este tipo de contenido.

Además, explicó que la pornografía se define como la representación explícita de actos sexuales a través de diversos medios, incluyendo imágenes, videos y material escrito. Destacó que la pornografía infantil en particular alude a cualquier representación en la que niños, niñas o adolescentes estén involucrados en actividades sexuales explícitas o donde se expongan sus genitales.

Argentina ocupa el 11° lugar en el consumo de pornografía en general y está dentro del top 10 en el consumo de pornografía infantil. “Son datos alarmantes y un gran porcentaje de la población empieza a consumir desde la niñez”, afirmó Cardozo.

La psicóloga hizo énfasis en que el entorno familiar es nodal, ya que muchos casos de consumo problemático de pornografía se inician en la infancia debido a la falta de supervisión y control por parte de los adultos. Cardozo relató casos clínicos donde pacientes adultos manifestaron haber sido expuestos a material pornográfico desde una edad temprana.

“He tenido pacientes que vienen a consulta con lágrimas en los ojos porque tienen un problema de consumo problemático de pornografía y te dicen que desde niños no fueron cuidados”, describió. La accesibilidad y la tecnología actual también facilitan el consumo de pornografía. “Hoy en día, con el uso de las pantallas, existe una gran accesibilidad al contenido pornográfico, ya sea de manera arancelada o gratuita”, indicó.

En esta línea, mencionó que los algoritmos de las redes sociales y otras plataformas digitales pueden inducir al consumo de este material. En cuanto a las estructuras psicológicas de las personas que consumen pornografía infantil, la estudiosa indicó que muchas veces se desarrollan conductas perversas. “Hay estructuras que son perversas, donde encontramos conductas de sadismo, masoquismo, voyerismo y exhibicionismo”, detalló.

Sin embargo, subrayó que cada caso es único y debe ser tratado de manera individual. La prevención y la educación son esenciales para combatir este problema. Cardozo sugirió que es fundamental hablar de estos temas en casa y en la escuela, y que los adultos deben supervisar el contenido que consumen los niños y adolescentes. “La comunicación es un factor muy importante, que estos temas realmente se puedan hablar en casa, que sean visualizados en la familia, en las escuelas, en demás espacios en donde transiten tanto los adultos como los niños y los adolescentes”, sostuvo.

Prevención y supervisión: claves para combatir el consumo de pornografía infantil

La entrevistada aseguró que el consumo de pornografía infantil deja una marca en la psiquis de los menores, que puede llevar a reproducir estos comportamientos en la adultez. “Cuando uno realmente empieza indagar el origen, la raíz del problema, nos encontramos con estas exposiciones a temprana edad. ‘Fui expuesto’, en la adolescencia también se escucha mucho cuando vienen los pacientes a decir, ‘me mostró un compañero en el colegio, estaba mirando el celular de uno de mis padres, me saltó un enlace, empecé a mirar, después no pude parar, ahora no sé qué hacer’”, alertó.

Y completó: “La estructura perversa es muy complejo que se pueda llegar a recuperar porque es algo que ya está instaurado y que se reproduce, que se sigue reproduciendo. Es importante hablar de estos temas en todos los ámbitos con la responsabilidad que esto requiere y también con información científica y académica, porque no podemos perder de vista que es un negocio, una industria que genera millones”.

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