El delincuente de 46 años de origen chileno fue detenido por oficiales de Policía de la Ciudad con la documentación del músico
Tras ser alertados por una denuncia, agentes de la Policía de la Ciudad detuvieron esta tarde a un delincuente de 46 años de nacionalidad chilena que había intentado utilizar una tarjeta de crédito y un documento de identidad de otra persona para realizar una compra en un supermercado del barrio de San Cristóbal. La sorpresa llegó cuando advirtieron que la documentación pertenecía al músico César “Banana” Pueyrredón.
Según informaron fuentes de la Policía de la Ciudad a LA NACION, personal de la Comisaría Vecinal 3B se trasladó a un supermercado de la avenida San Juan al 2800, luego de recibir la llamada del jefe de seguridad del comercio, quien alertó que un individuo había intentado abonar una compra por 14 mil pesos con una tarjeta y el DNI de otra persona.
Momentos después, los agentes policiales identificaron al sospechoso, un sujeto de 46 años y nacionalidad chilena. Acto seguido, se procedió a requisarlo en presencia de testigos: encontraron entre sus pertenencias una tarjeta del Naranja a nombre de César “Banana” Pueyrredón; el DNI del músico; otra tarjeta banco Galicia a nombre de una mujer; tarjetas de otros servicios sin nombre; y la suma de 2040 pesos y 51 dólares estadounidenses.
Los oficiales de la fuerza policial porteña dieron aviso al Juzgado Nacional Federal Número 8 y, ante la Secretaría Número 15, se dispuso la detención del imputado por el delito de “Falsificación de documento y tentativa de estafa” y el secuestro de los elementos encontrados.
El delincuente fue trasladado a la correspondiente comisaría, donde quedó alojado a disposición de la Justicia.
Según pudo saber este medio por fuentes cercanas a la investigación, el último 22 de octubre, el cantante y compositor César “Banana” Pueyrredón denunció haber perdido su billetera. El músico se presentó en una comisaría de la Policía de la Ciudad y reportó el extravío de su DNI. La documentación apareció ahora, en manos del delincuente.LA NACION