Cazadores de tormentas: quiénes son y cuáles son los peligros que enfrentan

Dia uno
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El cambio climático intensifica los fenómenos meteorológicos extremos como tornados y tormentas eléctricas. Cada vez más viajeros los persiguen y desafían a las fuerzas de la naturaleza.

La mayoría de la gente intenta evitar el granizo del tamaño de una pelota de golf, los relámpagos y los cielos oscuros cuando viaja. Pero no es el caso de Brittany Holley, una cazadora de tormentas que busca lugares donde encontrar vientos fuertes y granizadas

Holley ha visto cómo tornados gemelos danzan por las llanuras de Colorado (Estados Unidos) y cómo se forman ominosas nubes de embudo sobre el desierto de Nuevo México. «Es una locura porque es solo agua, humedad y nubes, pero es una gran emoción», cuenta la cazadora de tormentas, quien recorre todo Estados Unidos en busca de las inclemencias del tiempo desde 2018.

A medida que el cambio climático impulsa una era de clima severo, la persecución de tormentas ofrece un encuentro cercano con el poder más salvaje de la naturaleza. Pero esta afición conlleva un riesgo extremo. El reportaje de portada de National Geographic de octubre de 2013 trataba sobre la vida y la muerte del célebre cazatormentas Tim Samaras, un científico pionero y beneficiario de National Geographic quien murió (junto con otras dos personas) al ser arrollado por un monstruoso tornado en El Reno, Oklahoma (Estados Unidos). Dicho fenómeno registró  4 kilómetros de ancho y marcó un récord mundial.

Y sin embargo, los mismos sistemas meteorológicos severos que dañan propiedades y ponen en peligro la vida en todo Estados Unidos cada año también atraen a miles de personas a buscar su belleza destructiva. Es una búsqueda adictiva que algunos describen como espiritual, un encuentro con fuerzas superiores. 

Las redes sociales y la pandemia han alimentado el creciente interés por este tipo de excursiones meteorológicas. De hecho, surgieron más de una docena de empresas turísticas que se entregan a la fantasía de la persecución de tormentas, pero para mucha gente (funcionarios de seguridad pública, meteorólogos y científicos) la práctica es un riesgo innecesario. 

Origen de los cazadores de tormenta

Los perseguidores de tormentas van desde guías y meteorólogos formados que pasan horas pronosticando los objetivos perfectos de la persecución hasta novatos armados con nada más que un smartphone

El movimiento comenzó con una pequeña pero apasionada comunidad de «rastreadores de tormentas» en la década de 1950, pero se disparó rápidamente tras el estreno de la película Twister, en 1996. Tras el estreno del filme, surgieron empresas de turismo en lo que se conoce como «el callejón de los tornados» (el norte de Texas, Oklahoma, Kansas, Nebraska, Iowa y Dakota del Sur), donde el clima de la región y las vastas llanuras cubiertas de hierba convierten la zona en la meca de la caza de tormentas. 

En los últimos años, las publicaciones virales en las redes sociales y el aburrimiento pandémico atrajeron a miles de personas (novatos y expertos) a perseguir maravillas meteorológicas por todo Estados Unidos. 

Los cazadores de tormentas preparan su equipo fotográfico en una colina cerca de Hays, Kansas

Los cazadores de tormentas preparan su equipo fotográfico en una colina cerca de Hays, Kansas. Estos aficionados participan en una excursión de dos semanas de duración para la caza de tornados dirigida por el guía Charles Edwards (no presente en la foto), un meteorólogo que lleva más de 20 años dirigiendo grupos.

FOTOGRAFÍA DE NEHA HIRVE

Erik Burns, propietario y director de excursiones de Tornadic Expeditions, con sede en Oklahoma City y Denver, calcula que el interés por sus viajes de seguimiento de tornados ha crecido un 30%  en los últimos cinco años, a pesar de su elevado precio (un viaje de seis a diez días puede costar entre 2000 y 4100 dólares). Según Burns, casi el 70%  de los visitantes se apuntan a una segunda excursión, y hasta el 60% vienen del extranjero a EE. UU., donde se estima que se produce el 75% de los tornados registrados en todo el mundo (aunque los incidentes no se registran en muchos países). 

«Cuando empecé con esto, pensé: ‘tiene que haber un grupo demográfico específico’, pero ese grupo es el de los amantes de las tormentas», señala Burns. «En la furgoneta tiene espacio gente de todas las profesiones y culturas. Somos una familia de locos por el tiempo«. 

Los peligros que enfrentan los cazadores de tormentas

La popularidad del turismo de tormentas puede hacer que la búsqueda sea más peligrosa. Las llamadas «convergencias de perseguidores» pueden provocar atascos mortales si se bloquea la única vía de escape de la trayectoria de un tornado. Un riesgo adicional es que, según la mayoría de los guías, no es habitual que los visitantes lleven casco o protección para los ojos

«En estas pequeñas carreteras rurales (de Oklahoma o Kansas), se pueden ver 100, 200 coches o más como si se tratara de perseguidores», expresa Burns, y añade que muchos de los observadores del tiempo pueden ser inexpertos o viajar solos

«La parte más peligrosa de la persecución de tormentas no son ni siquiera las tormentas, sino los otros conductores«, advierte Burns, quien repasa varios incidentes en los que los perseguidores murieron de camino a casa después de una tormenta. «Sabemos dónde está todo (en un sistema meteorológico), pero que alguien se salte una señal de stop no es algo que podamos predecir».

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