Todo el mundo dice que para ser un general hay que ganarse un rango, pero la historia de Romery abarca desde lo más profundo de la historia medieval, las grandes batallas no se ganan solo en el campo de batalla, sino también en el corazón de una bella dama que aparecerá para darle todo su amor al gran Romery que por ahora me estoy acomodando para contar su historia.
Hay veces que uno no puede prevenir cosas que son tan imprevisibles, ya que las personas no suelen escuchar a la verdad, aunque pueda muy pocas personas tendrán oído para poder entender lo que estás diciendo. Si no te sometes, nunca podrás entender lo que otro te quiere decir.
Todo comienza cuando Romery se encontraba varado por el desierto topándose con un hombre llamado Kagua que venía del norte y se hicieron buenos amigos, él tenía una esposa muy bella al lado, se hacía llamar Frida y tenía un hijo junto a ella que se llamaba Asany, era un niño de cinco años, muy querido por los aldeanos debido que su padre era un general del ejército, tenía su propias tierras sirviendo al rey Salomón I, junto a su amigo Kagua hacían muchas cosas juntos, dicho esto, Kagua era un gobernador del estado de Descetán, cuyo origen era árabe, pero con muchas ganas por querer ser un reconocido guerrero, Romery entendía que seguramente en algún futuro muy lejano le tocaría servir a un monarca cuya característica es gobernar y conquistar nuevas tierras, sabiendo que el rey Salomón era viejo y probablemente muera en cualquier momento, todo parecía estar plagado de sorpresas, puesto que Romery no tenía buena relación con el hijo y único heredero (Marcles) al trono de Urtankloa, sabía que cuando Salomón muriera, sería exiliado por muchos años y su vida como general se acabarían, así que intentaba servir con todo su esmero a su monarca para así evitar cualquier mal entendido.
Romery era un hombre muy querido por su gente, donaba oro a los pobres dándoles oportunidad de aprender con las escuela que mandaba a construir, claro, con permiso del rey para evitar cualquier mala interpretación, pero como Salomón confiaba plenamente en él, no le importaba mucho que si hacia las cosas de una manera inadecuada, debido que siempre su forma de pensar era respetada, pues su deber era encargarse de establecer el orden de Urtankloa delegándose de que todo mal se espumara, Romery hacia lo mejor posible para ganarse el respeto del pueblo y del mismo monarca.
De un lugar ligero, Romery se estaba convirtiendo en un hombre importante sin importar las malas vibras de los demás, no le importaba las criticas, porque las tomaba como una experiencia de aprendizaje dando a entender que quizás era mejor no lamentarse al pasado sabiendo que uno es como es gracias a cómo te han tratado en la infancia.
Frida estaba alimentando a Asany mientras Romery se encargaba de mirar los mapas de la próxima batalla donde partirá con el rey Salomón Así ganar más tierras extendiendo el dominio del reino convirtiéndolo en rico y poderoso de toda la región.
Pero algo que Romery anhelaba era hacer cosas con su hijo antes de partir, pero las tareas del reino le llenaban hasta no dar más por lo que debía aguantar sus ganas por estar junto a su hijuelo debido que el rey podía enojarse y no deseaba ser castigado por desobedecer las órdenes, su esposa cada vez deseaba no verlo marchar hacia una nueva batalla, pero entendía que el rango de su esposo era uno que no cualquiera podía tener, entonces se atajaba las lagrimas para evitar cualquier llanto que Romery desearía renunciar a todo lo que hace por su monarca.
El rey le dijo a Romery que debía prepararse para una gran aventura que se estaba acercando ante una plenitud de buena fe porque la próxima conquista hará renacer las historias y los poetas dirán qué clase de hombre tenía a su lado, se puede decir que el rey apreciaba mucho a Romery, pero no tanto su hijo, porque cuando éste muera, Romery sabe que sería enviado al exilio donde debería buscar otro bando para encontrar grandes monarcas que le harán ganarse su respeto haciéndole cruzar los dedos de tantas derrotas que tendrán al no tenerlo de su lado, el rey tenía una edad de setenta años y unos cuantos más por cumplir, pero su enfermedad lo estaba llevando a la muerte por lo que el príncipe Marcles deseaba pronto convertirse en la máxima autoridad, Romery lo sabía, pero no podía hacer nada sin antes probarlo, porque si lo acusaba, éste tranquilamente seria creído ante su padre y su vida correría peligro.

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