No más de un medio siglo, existió un duende que buscaba sanar enfermedades, pero su manera de sanar enfermos, no era más que poner una gota de lluvia colocando en raciones donde las dejaba reposar siete días y siete horas.
Lamentablemente, por virtudes de ansiosas antimañanas de lo inoportuno, en una tarde nubosa, una luz brillante lo apunta desde el cielo y lo desvanece hasta los confines del sin fin.
Una leyenda ezeferiana dice que, si dejás gotear en un valde las gotas de lluvia y lo hacés reposar por siete días y siete horas, y luego le oras al duende con palabras de salvación, toda enfermedad se espuma de tu vida.
Fernando Ezequiel Sanchez

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