El Presidente venía viendo que al funcionamiento de la Anses le «faltaba la acción y el dinamismo» que necesita tener el organismo en la situación de emergencia que atraviesa el país. El papel del frustrado nombramiento de un nuevo director estatal en Telecom.
El jefe de Gabinete de Ministros de la Nación, Santiago Cafiero, le solicitó anoche la renuncia al titular de la Anses, Alejandro Vanoli, en lo que representa el primer cambio político de relevancia en el gobierno desde que asumió el pasado 10 de diciembre. El cambio se da en medio de la crisis por la pandemia de coronavirus.
Las primeras razones esgrimidas por fuentes oficiales mencionaron que la decisión de Cafiero se debe a la necesidad imperiosa de con tar con una gestión en el organismo “más dinámica y cercana a las necesidades de la gente”. “La pandemia llegó para quedarse y hacen falta mecanismos de implentación de las medidas más ágiles”, aseguraron.
Desde Presidencia, aceptaban que Alberto Fernández “venía viendo que al funcionamiento de la Anses le faltaban la acción y el dinamismo” que necesita tener el organismo en la situación de emergencia que atraviesa el país.
Directores del Estado
En Jefatura también hicieron referencia a la reunión de la Asamblea de accionistas de la empresa Telecom, que se realizó el martes, donde la Anses dispone de directores por las acciones en poder del Estado. El Gobierno había tomado la decisión de cambiar al director nombrado por el macrismo por uno nuevo que “iba a dejar su sello”.
Cerca del jefe de Gabinete aseguran que el propósito era designar en el cargo a “una persona con peso político”. Algunos mencionan que el nombre seleccionado era el del ministro del Interior, Wado de Pedro.
La conducción de la Anses dejó pasar la oportunidad, lo que generó molestias en el área de Presidencia. Hay que recordar que a fines de junio de 2018, fue aprobada la fusión entre la empresa Telecom y Cablevisión, del Grupo Clarín.
Aunque para el Estado estos errores no significan haber perdido la posibilidad de cambiar los directores heredados del macrismo en las empresas con participaciones de la Anses, lo cierto es que esta demora en la resolución provocó disgusto porque se considera que Vanoli no le asignó la importancia política que tenía.
De cualquier modo, en las próximas semanas se revisarían las designaciones en distintos directorios para hacerlas efectivas. Podrían cambiar los nombres, pero se mantendría el criterio de que sean figuras “con peso político”.
Viernes fatídico
Fuentes oficiales indicaron que la decisión de sustituir a Vanoli se tomó en la tarde del miércoles y fue por cuenta de Santiago Cafiero, luego de consultarlo con Alberto Fernández. Cerca del jefe de Gabinete, señalan que “Vanoli había acumulado muchas fallas, cometió errores que quizás tuviera que ver con insuficiente experiencia en el manejo del área, pero en ningún caso por diferencias políticas o de criterios en la gestión”.
De hecho, subrayaron que en el Gobierno no le han perdido la confianza política y será convocado para otras funciones.
“Es probable que tenga un perfil muy centrado en lo financiero, y haya sido un error ponerlo al frente de la Anses”, apuntan desde la Casa de Gobierno. Pero hubo problemas de organización y gestión que fueron alimentando la decisión de buscarle un reemplazo. “La organización de los pagos previsionales del 3 de abril fue un punto clave, porque Alberto se enojó mucho esa vez”, recuerda la fuente, muy cercana a las autoridades, en referencia a ese viernes en el que se habilitó el pago de jubilaciones y pensiones en los bancos, cuando aún el sistema financiero no había abierto las puertas para atención a clientes.
Las colas que se formaron en la calle de jubilados, que permanecieron allí durante horas, irritaron no sólo al presidente de la Nación. Fue el tema dominante en esa jornada, porque muchos se anticiparon a evaluar que “se tiró por la borda todo el esfuerzo hecho” hasta ahí con el aislamiento obligatorio, suponiendo que ese error iba a desatar contagios masivos a jubilados con consecuencias impensables. No sucedió así, al menos las estadísticas no lo demuestran, pero quedó marcado que se había cometido un error evitable al no disponer de un cronograma preciso sobre qué personas debían concurrir a cobrar ese día y cuáles serían las fechas para el resto, como finalmente se hizo.
De hecho, en horas de la tarde de ese viernes 3 se informó que los bancos abrirían el sábado y domingo, lo cual alivió las colas. Pero el daño estaba hecho y la jornada quedó señalada como el día negro en una cuarentena sumamente prolija.
También se le adjudicó a Alejandro Vanoli un error de cálculo bastante grosero en cuanto al alcance del Ingreso Familiar de Emergencia. Una suma de 10 mil pesos de asignación para una franja de la población sin otros ingresos ante el aislamiento obligatorio, que el titular de la Anses estimó que resultaría en un beneficio para 3,8 millones de personas.
Los inscriptos resultaron más de once millones, entre los cuales se les adjudicó el derecho a recibirlo a 7,8 millones de personas, más del doble de aquel cálculo inicial. Posteriormente, quizás por la cantidad de beneficiarios superior a lo previsto, o por problemas de implementación, el cronograma de pago del IFE resultó excesivamente prolongado y despertó críticas y quejas, incluso reflejadas por las organizaciones sociales. En este punto, el Gobierno consideró que un enorme esfuerzo económico como el que se realizó para garantizarles ingresos a todos los hogares durante la emergencia había perdido parte de su impacto por fallas en su ejecución.
“La gestión de Alejandro al frente de la Anses resultó distante de la gente, poco atenta a lo territorial, incluso tuvimos muchas quejas de gobernadores por demoras en la llegada de beneficios que se habían prometido desde el organismo y comprometido ante la gente”, señalaron en Casa de Gobierno.
Cafiero le informó la decisión a Vanoli en una reunión mantenida en las oficinas de la Jefatura de Gabinete de la Casa Rosada. Vanoli, que se había desempeñado en 2014 como presidente del BCRA, seguirá formando parte de la coalición gobernante del Frente de Todos. Desde la Jefatura de Gabinete se encargaron de remarcar que los cambios están absolutamente centrados en un problema de estilos de gestión y que no obedecen de ninguna manera a diferencias políticas.