En un nuevo capítulo de escalada verbal y diplomática, el régimen iraní lanzó una amenaza directa contra Rafael Grossi, director general del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), en medio de las crecientes tensiones por su programa nuclear y el conflicto con Israel.
“Una vez que termine la guerra, nos ocuparemos de Grossi”, publicó en sus redes sociales Ali Larijani, principal asesor del líder supremo de Irán, el ayatolá Alí Khamenei.

La advertencia llegó tras la publicación del último informe del organismo con sede en Viena, que detalla el preocupante avance del programa nuclear iraní y su falta de cooperación con las inspecciones internacionales. El régimen de Teherán acusa al OIEA de haber “traicionado el régimen de no proliferación” y de actuar como “socio de esta injusta guerra de agresión”, en palabras del vocero del Ministerio de Asuntos Exteriores iraní, Esmaeil Baqaei.
En declaraciones a la CNN, Grossi rechazó esas acusaciones y negó cualquier vínculo entre el informe técnico del organismo y la reciente ofensiva militar israelí. “Un informe sobre la verificación nuclear en Irán difícilmente puede ser la base de una acción militar”, sostuvo, y remarcó: “La acción militar, venga de quien venga, es una decisión política que no tiene nada que ver con lo que nosotros decimos”.
Grossi también se mostró enfático al defender la independencia técnica del OIEA y explicó que el contenido del informe “no era esencialmente nuevo”. Según indicó, “llevamos tiempo señalando que Irán no comparte datos de manera completa sobre sus actividades nucleares”.
El informe, publicado en mayo, confirma que Irán ha acumulado 408,6 kilogramos de uranio enriquecido hasta un 60%, un incremento de 133,8 kilogramos desde el último reporte de febrero. Esta cifra lo coloca a un paso técnico de alcanzar el grado armamentístico del 90%. Según el documento, la cantidad de material enriquecido permitiría, de ser procesado al máximo nivel, fabricar aproximadamente nueve armas nucleares.
“Este considerable aumento de la producción y acumulación de uranio altamente enriquecido por parte de Irán, el único Estado no poseedor de armas nucleares que produce este tipo de material, es motivo de gran preocupación”, advirtió el informe del OIEA.
Pese a la gravedad de los datos, Grossi llamó a la cautela: “Tener suficiente uranio es una cosa. Tener una ojiva donde colocarlo es otra completamente distinta”. Y agregó que no hay indicios actuales de un programa activo para construir una bomba atómica: “Es cierto que a principios de los 2000 hubo actividades que se evaluaron como relacionadas con el desarrollo de armas nucleares… eso no lo estamos viendo ahora”.
En una entrevista con France24, el diplomático argentino reiteró que “Irán es el único país sin armas nucleares que está enriqueciendo uranio a un nivel cercano al militar”. Sin embargo, insistió: “No podemos afirmar que haya un esfuerzo directo encaminado a fabricar una bomba atómica”.
Desde 2018, tras el retiro unilateral de Estados Unidos del acuerdo nuclear (JCPOA), Irán suspendió varios mecanismos de cooperación con el organismo internacional, lo que ha dificultado el monitoreo y alimentado las sospechas. La OIEA ha solicitado reiteradamente mayor transparencia, sin obtener avances concretos.