Una familia mexicana encontró una gruta con paredes de cristales en una cueva de Naica, a 300 metros bajo el desierto de Chihuahua. Luego de atravesar varios túneles y grietas, los hermanos Delgado se enfrentaron con algo inimaginable: edificaciones de más de 12 metros de alto cubiertas totalmente de cristales.
Según los especialistas, el peso de estos objetos exóticos es de 55 toneladas, aproximadamente lo mismo que un cachalote. Para el asombro de los arqueólogos, los cristales brotan de las paredes, creando un bosque de geometrías transparentes como las descriptas por Julio Verne.
Son muchas las hipótesis que se ensayan acerca de su origen geológico, mientras se analizan las burbujas de agua aún contenidas dentro de los cristales de selenita. La cueva de Naica resultó ser una obra maestra para la geología. Según los profesionales, este es un paso más que ha dado la humanidad sobre la historia y su naturaleza.