Desde Río de Janeiro) – La concejala de Río de Janeiro Mónica Benicio, que empezó su carrera política luego del asesinato en 2018 de su pareja, la activista negra y defensora por los derechos humanos Marielle Franco, dijo a Télam que apoya la candidatura del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva para las elecciones del próximo domingo y criticó el aumento de la violencia y la presencia de milicias en la ciudad carioca, bastión del bolsonarismo.
La puerta del despacho de Benicio en la Cámara Municipal de Río de Janeiro está pegada a la de Carlos Bolsonaro, hijo del presidente Jair Bolsonaro, y del de Franco en tiempos en que ésta fue concejala. Ambas llegaron a ocupar una banca por el Partido Socialismo y Libertad (PSOL), que apoya a Lula.

Antes de ingresar a la sesión prevista en la Cámara, la concejala encendió un sahumerio en el despacho probablemente más colorido del cuerpo legislativo. Allí se ven pañuelos verdes de la campaña por la legalización del aborto de la Argentina y de Brasil, la bandera LGTBIQ+ y stickers políticos y culturales.
Pero, sobre todo, hay referencias a Marielle: tres cuadros de una secuencia de fotos de ambas besándose en la playa, banderas y pinturas con su rostro. Incluso, lleva una imagen de ella tatuada.
Arquitecta urbanista, Benicio nació en el barrio Maré -complejo mayormente de favelas-, y convivió 12 años con Marielle. Estaban preparando su casamiento antes de que Franco fuera asesinada la noche del 14 de marzo de 2018, luego de que denunciara el accionar delictivo de bandas criminales y milicias en las favelas.

Qué disputará Brasil el próximo domingo?
-No es una disputa entre la derecha y la izquierda, es entre la democracia y la barbarie. No tengo ninguna duda de que tendremos, sí, más resistencia.
-Bolsonaro fue diputado nacional por Río de Janeiro durante casi tres décadas ¿Por qué cree que se da ese apoyo?
-Lamentablemente, Río de Janeiro es la cuna del bolsonarismo. De ahí viene la familia. En 2018, Bolsonaro tenía casi 30 años en el Parlamento y solo era conocido por su discurso de odio y decía que no hubo dictadura militar. Ahora Río tiene una participación bolsonarista muy grande. El diálogo no es fácil. La familia Bolsonaro ha homenajeado a milicianos o de alguna manera la propia prensa terminó revelando algún tipo de conexión con ellos. Para quienes somos de aquí es una responsabilidad muy grande tener que devolver al bolsonarismo y a la familia Bolsonaro a la cloaca de donde no debería haber salido. La expectativa es que, aunque el bolsonarismo todavía es muy grande aquí, podamos elegir a Lula en la primera vuelta.
-Al llegar a la Presidencia, ¿cambió algo Río de Janeiro, dado que fue el distrito que lo apoyó tantos años?
-En estos cuatro años, con un Gobierno que incita a la violencia, que dialoga con el fascismo, que no está de acuerdo con la democracia, esa violencia ha aumentado. En las elecciones de 2018 sentimos mucho que este clima de violencia en las calles se hizo cada vez más fuerte y cuando fui candidata en 2020 también. Ahora, Bolsonaro es un candidato que incita al odio, a la violencia, con un discurso racista, LGBTIQ+ fóbico, misógino, que dice que la dictadura tendría que haber matado a más gente. Una parte de la población se sintió autorizada a reproducir este discurso. Y esto se enciende y se refleja mucho en Río.
-¿La presencia de la milicia no se atenuó?
-Río de Janeiro nunca ha sido una ciudad para aficionados, porque no es fácil de entender en su aspecto político, de disputa territorial; por facciones criminales, por la milicia, o por la brutalidad de la policía en los territorios periféricos de las favelas. La milicia hoy funciona como un brazo del Estado, tiene un proyecto de poder, tiene escaños en Congreso Federal y en el Congreso del Estado.
-¿Cómo se imagina que esos sectores amplios de la población podrían estar integrados y convivir en un eventual Gobierno del Partido de los Trabajadores (PT) de Lula?
-Creo que esa es la gran preocupación hoy. Bolsonaro ha cuestionado durante mucho tiempo, por ejemplo, la legitimidad de las máquinas de votación electrónicas. Entonces la expectativa es que tengamos algún tipo de problema, incluso algún tipo de resistencia. Porque si ya está en ese proceso de cuestionamiento, parece, según las encuestas, que si Lula gana en primera vuelta, será por un margen de diferencia muy pequeño. Eso hará que Bolsonaro genere dudas sobre el proceso electoral, que quiera debatirlo y meterse en líos por eso. Y no es un tema que dialogue con la democracia.
fuente Telam