¿Estas atravesando una separación? Estos consejos pueden ayudarte a superar la ruptura

Dia uno
Dia uno

Tomar la decisión de separarse puede ser una situación de mucha angustia y malestar. De sentimientos y pensamientos encontrados, sobre todo luego de años de cariño y amor. Y ni hablar si hay hijos de por medio.

Pero también muchas veces escucho que las parejas NO se separan justamente por esos hijos, o por esos años de tantos proyectos y recuerdos amorosos. Pero, ¿cuál es el costo para que ese vínculo continúe? Tal vez se hayan normalizado las peleas, discusiones constantes, gritos, hasta incluso tal vez, agresiones verbales.

¿Qué es lo que separa a una pareja? ¿Cómo se maneja una separación?

Con frecuencia, llegan a consulta personas atravesadas por una separación. Y hay un denominador común que los resume a casi todos, y es el siguiente: luego de años de estar en pareja, se empieza actuar en base al “forcejeo”. Puede ser forcejeo de opiniones, de situaciones, de educación, de cualquier cosa. Pero cada uno comienza a tirar para su propio lado.

¿Cómo se sale de esa situación? En primer lugar, tomando consciencia que estamos tironeando y que no tenemos siempre la razón, ni que nuestra pareja esta equivocada todas las veces. Así estaremos listos para empezar a soltar la soga.

La clave es entender y aceptar que el otro no hará las cosas exactamente como yo querría que se hicieran. Pero las hará, y me podre sentir acompañado, apoyado, en lugar de “enojarme”.

En cuanto uno cambia, se reestructura el equilibrio de fuerzas. Cuando los dos sean capaces de dar un paso al frente, tratando de entender y respetar lo que el otro piensa, seguramente encuentren juntos una solución satisfactoria para todos, y se sentirán entendidos, acompañados y sostenidos por su pareja.

El problema, más allá de que pueda comenzar en el desacuerdo, continúa cuando no podemos escuchar al otro respetuosamente porque creemos que tenemos toda la razón y que el otro está equivocado. Nos sentimos los dueños de una única verdad.

Entonces nos ponemos a la defensiva, elevamos el tono de voz, y también el tono corporal. Buscamos que el otro nos escuche y convencerlo de nuestra posición. Hasta el punto de perder la capacidad de escucha, la apertura y la flexibilidad. Es tan grande el esfuerzo por defendernos o defender nuestro punto de vista que nos encerramos en nuestra postura.

¿Y qué pasa cuando hay hijos de por medio?

A veces acá el panorama es un poco mas complejo. Aparte de la culpa que estos padres puedan sentir, se suma la responsabilidad como adulto de proteger al niño o niños en cuestión.

Muchas veces las peleas en la pareja comienzan con desacuerdos en cuanto a la educación de sus hijos: horarios de irse a dormir, o qué tipo de alimentación quieren que estos tengan, o si deben ir a un colegio religioso, laico, etc.

Otras veces, lejos de involucrar a los hijos, puede que simplemente sean desacuerdos o falta de amor en la pareja. Lo que sucede aquí, es que, de todos modos, los hijos pagan las consecuencias de las discusiones y “tironeos” de estos padres.

Creo que lo más importante acá es la toma de consciencia como adultos que debemos poner en juego. Entendiendo que nuestros hijos no tienen porque quedar expuestos o “eligiendo bandos” entre los padres (esto sucede, y mucho).

Una vez atendí en consultorio a un matrimonio que buscaba realizar una terapia vincular para “salvar su relación” y que su único hijo no sufriera en medio de este proceso. Lo que ocurría acá, era que estos padres constantemente ponían al niño entre medio de ellos, pidiéndole que eligiera si prefería ir al cine con el padre o a un cumpleaños con la madre, o si comer milanesas que había hecho la mamá, o pedir pizza con el papá. Sin darse cuenta ya lo estaban sobre involucrando.

El trabajo con ellos, antes de salvar el vínculo, como ellos deseaban, fue primero ubicar al hijo en el lugar adecuado, en el lugar de hijo, de niño. Y ellos lograr mantener sus diferencias y batallas por fuera del mismo. Una vez resuelta esta problemática, recién ahí empezamos a profundizar en sus diferencias como pareja.

Cuando una pareja se disuelve, cuando hay un hijo que los une de por vida, hay muchas cosas en las que aun hay que seguir poniéndose de acuerdo; más allá que el vínculo amoroso no esté más, siempre quedara el vínculo como familia. Y esto es lo que hay que seguir por siempre transmitiendo a esos hijos. Más si son pequeños que logran entender y observar y percibir con acciones, que ambos padres pueden respetarse, dialogar y estar de la misma forma incondicional para ellos que tanto lo necesitan.

Recordemos que los primeros años de vida, el niño adquiere fuertes herramientas y es cuando su cerebro mas crece y se moldea. Las experiencias vividas en la primera infancia, pueden marcarnos de por vida. Por eso, nuestra misión como adultos es darles amor, seguridad y protección a esas mini personas en pura expansión.

 

Pero, ¿cómo saber que realmente ha llegado el momento de separarse?

Creo que esta pregunta solo puede respondérsela cada uno de ustedes de manera introspectiva. Nadie puede venir a decirnos desde fuera que siente que debamos separarnos. A no ser por supuesto que haya violencia física o verbal. Pero sino, cada relación es un mundo donde cada pareja tiene sus propias reglas, sus propios límites, y sus propias creencias. Es muy difícil opinar sobre la relación ajena, cuando verdaderamente no sabemos qué sucede puertas adentro.

Creo que una relación comienza a caer, cuando se pierden principalmente el respeto y la confianza. Cuando una de estas dos falla, es muy difícil continuar la relación. O por lo menos, de momento. Tal vez tengamos que alejarnos, tomar un poco de distancia, para sanar cuestiones propias y luego poder volver a encontrarnos con esa otra persona, pero desde otro lugar.

A veces uno cree que ante todo, es mejor seguir intentándolo. Considero que esto va a depender mucho de las personas y la relación que tengan. Algunas veces saber tomar distancia es sabio y enriquecedor para que el vínculo no termine de lastimarse tanto. Poner y ponernos limites es algo saludable, sobre todo cuando hay tanto cariño o supo haber en determinado momento.

¿Cómo reconciliarse con la pareja luego de una separación?

La realidad es que, si queremos que las cosas vuelvan a funcionar, si damos cuenta que el amor continúa, más allá de las diferencias, tendremos mucho trabajo como pareja que hacer, muchos esfuerzos de ambos lados y sobre todo ceder en varios aspectos.

Lo que primero habría que hacer es bajar de la modalidad “defensiva”, ya que ese lugar solo nos deja preparados para defendernos o atacar, en constante estado de alerta. O salimos de la posición defensiva, o no podremos hacerle frente a una reconciliación.

Es importante definir si el otro es el verdadero enemigo del que tengo que protegerme, o en realidad me ofrece otra visión de las cosas que tal vez no había tenido en cuenta, y que hasta puedo encontrar algo valioso en eso. Incluso ayudarme a cambiar mi propia postura.

Es fundamental que ambas partes están alineadas en esto de escucharse y no defender posturas. Ya que con uno sólo no es suficiente. Cuando creemos ser los únicos dueños de la verdad no podemos escuchar y desgastaremos mucha energía haciéndonos oír, pero no aprenderemos nada.

Cuando, en cambio, intentamos ver qué parte de la realidad está viendo nuestra pareja (la parte que se nos escapa), y cuando nuestra pareja hace lo mismo con nosotros; no estar de acuerdo se puede transformar en algo muy enriquecedor e interesante.

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