Gripe aviar: cerraron un zoológico de Brasil tras hallar aves muertas

Dia uno
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Las autoridades de Brasil decidieron cerrar temporalmente el zoológico de Brasilia tras encontrar dos aves silvestres muertas en sus instalaciones, como parte de un operativo de prevención ante un posible brote de gripe aviar. Al mismo tiempo, brigadas sanitarias fueron desplegadas en un perímetro de tres kilómetros alrededor del lugar para impedir la posible propagación del virus.

La decisión se tomó luego de que se confirmara un caso de gripe aviar en una granja comercial en Montenegro, estado de Rio Grande do Sul. Las aves halladas en el zoológico fueron enviadas al laboratorio del Ministerio de Agricultura para analizar si portaban el virus H5N1, responsable de la enfermedad.

“El objetivo es actuar en forma preventiva”, señaló la Secretaría de Agricultura del Distrito Federal a través de un comunicado. El organismo consideró prioritario tomar medidas anticipadas para frenar la posible circulación del virus, cuya expansión generó preocupación en distintos países, sobre todo en zonas con presencia de aves de corral o zoológicos.

Además del cierre del parque, las autoridades intensificaron los controles en establecimientos rurales y en comercios que venden aves vivas. Este operativo forma parte de un plan más amplio que busca identificar posibles focos de la enfermedad, garantizar el cumplimiento de normas sanitarias y prevenir contagios.

El reciente foco en Rio Grande do Sul incrementó las alertas de los organismos de control, ante la posibilidad de que la enfermedad se extienda a otras regiones del país, especialmente aquellas donde el comercio de aves es frecuente. Ante la elevada transmisibilidad del virus, el país vecino reforzó su vigilancia tanto en ambientes rurales como urbanos.

También se fortalecieron los controles en mercados locales y puntos de venta de aves destinadas al consumo. Las autoridades instaron a productores y comerciantes a respetar los protocolos sanitarios y colaborar con las tareas de fiscalización para evitar un eventual brote en zonas pobladas.

Qué es la gripe aviar

La gripe aviar, también denominada influenza aviar, es una enfermedad viral que afecta sobre todo a aves silvestres y de corral. Forma parte de la familia de los Orthomyxoviridae y, según el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa), se presenta en dos variantes principales: una de baja patogenicidad (IABP) y otra de alta patogenicidad (IAAP).

La forma de baja patogenicidad suele transcurrir con pocos o ningún síntoma evidente en los animales infectados. Por este motivo, muchas veces pasa desapercibida en los sistemas productivos. Aunque no genera altas tasas de mortalidad, puede representar un riesgo para la sanidad de los establecimientos avícolas industriales.

En cambio, la variante de alta patogenicidad, asociada sobre todo a los subtipos H5 y H7, provoca cuadros clínicos graves y puede causar la muerte de hasta el 90% o 100% del lote afectado. Esta forma del virus se disemina rápidamente, tanto en producciones intensivas como en criaderos de menor escala.

“Los virus de la influenza aviar presentan una notable capacidad de mutación, son muy contagiosos y están ampliamente distribuidos entre aves silvestres acuáticas y limícolas. En este contexto, la IAAP puede expandirse velozmente, provocando un fuerte impacto sobre la avicultura e incluso derivando en el cierre de mercados internacionales por cuestiones sanitarias”, advirtieron desde el Senasa.

Además de comprometer la salud animal, su propagación tiene consecuencias económicas significativas a nivel global, ya que afecta la actividad avícola y puede derivar en restricciones comerciales entre países.

De acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud (OPS), aunque la mayoría de los virus de influenza en aves no se transmiten a los seres humanos, algunas cepas altamente patógenas sí tienen potencial zoonótico. El contagio en personas se da, sobre todo, por el contacto directo o indirecto con animales infectados o ambientes contaminados con sus excrementos.

Aunque los casos humanos suelen ser esporádicos y de baja gravedad, la posibilidad de transmisión representa un riesgo para la salud pública.

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