Hackear al Estado. Así operan las ciberbandas que secuestran bases de datos y exigen rescate

Dia uno
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Los ataques al Estado comenzaron meses antes de que salieran a la luz. Se infiltraron en silencio hasta tomar el control de todo. Y entonces sí golpearon, dejando al borde del knock out a la víctima y, por extensión, a miles de ciudadanos. Siempre con la misma exigencia final: el pago de un rescate para terminar con el secuestro.

El Senado de la Nación y el Poder Judicial de la provincia de Chaco son las dos víctimas más recientes del sector público que padecieron la intrusión a sus sistemas y bases de datos. Pero no fueron los únicos, ni mucho menos. También la Dirección Nacional de Migraciones, la Provincia de San Luis, la Municipalidad de General Pueyrredón o la Fiscalía bonaerense se encuentran entre sus víctimas.

La palabra clave es “ransomware”, es decir, el “secuestro de datos” online cuya liberación se condiciona al pago de una fortuna en las profundidades de Internet –o “deepweb”-, mediante complejas operaciones que ocultan al secuestrador. Pero pagar tampoco garantiza que liberen lo robado. Por el contrario, podría alimentar la codicia de ese mismo atacante… o de otros.

Ese riesgo fue el que llevó al Senado nacional, a la Justicia chaqueña y a Migraciones a tomar la misma decisión: ni siquiera contactaron a los secuestradores, según reconstruyó LA NACION en base a los testimonios de funcionarios provinciales y federales al tanto de lo ocurrido en esos ataques.

Los tres ataques registraron coincidencias. La primera, que los secuestros de datos no ocurrieron de la noche a la mañana sino que se gestaron durante semanas o, incluso, meses. La segunda, que los atacantes se encargaron de borrar sus propias huellas para impedir que puedan perseguirlos. La tercera, que los hackers dejaron notas con precisiones sobre cómo negociar el pago de un rescate.

Fuente: la nación

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