IGLESIA BAUTISTA DEL CENTRO: FELIZ

Dia uno
Dia uno

Dios se mueve en el control absoluto de todo, cuidándonos; Él quiere que confiemos en él, y muchas veces sus desafíos son más grandes de lo que podemos imaginar. Necesitamos descansar en Él y no en nuestra propia seguridad. A nosotros nos gusta lo previsible, Dios nos regala la imaginación. Nosotros creemos vivir felices en la seguridad de ir construyendo todas las áreas de nuestra vida, Dios nos enseña lo que significa vivir una aventura cotidiana.

Nosotros esperamos que Dios nos hable de una manera audible, directa, casi como “dándonos órdenes” en cuanto a lo que tenemos que hacer. A Él le encanta enviarnos mensajes de diversas maneras para que aprendamos a tener los ojos abiertos y disfrutemos de todo lo que quiere regalarnos, pero ¡sobre todo! para que seamos felices con su extraordinaria presencia.

Nosotros queremos componer una y mil situaciones, llenamos nuestra agenda de objetivos y metas para hacernos creer que nuestro tiempo tiene un valor impresionante, y que somos capaces de conseguir mucho más de lo que imaginamos. Dios nos regala la paciencia y la esperanza, cualidades que nos hacen mucho más bien del que imaginamos… y sigue susurrando a nuestro corazón cada día para que aprendamos a sentirnos amados aún sin hacer nada.

Nosotros buscamos los primeros planos, el éxito, el reconocimiento y los me gusta en las redes sociales; para Dios, cada persona es única y especial. Nosotros buscamos amistades que nos avalen y certifiquen nuestro valor, sin darnos cuenta de que la comprensión es un ejercicio en el que a muy pocos les gusta disciplinarse. 

Nosotros a veces nos desesperamos por nuestras familias, sin aprender que Dios no sólo las cuida, sino que nos llena de pequeños momentos sublimes, que solemos perder en la ansiedad por creer que sólo lo trascendental tiene valor. Nos haría bien volver a la Palabra de Dios y recordar el Salmo 94:18-19 que dice: pero te llamé al sentir que me caía, y tú, con mucho amor, me sostuviste. En medio de mis angustias y grandes preocupaciones, tú me diste consuelo y alegría.”. Puede ser, si, puede ser que lo único que realmente necesitemos para que nuestro corazón rebose felicidad sea dejar con Jesús las preocupaciones y vivir más feliz.

Lic. Miguel Hundt

Pastor Iglesia Bautista del Centro

Pte Consejo Pastoral Eldorado

Psicólogo Social

Share this Article