Operación “Martillo de medianoche”: cómo fue el ataque de Estados Unidos a bases iraníes

Dia uno
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El Pentágono difundió detalles de la gran ofensiva militar ejecutada sobre tres instalaciones nucleares de Irán. Denominada “Martillo de Medianoche”, la operación contó con la participación récord de bombarderos y el uso de las potentes bombas antibúnker GBU-75.

Pete Hegseth, secretario de Defensa de Estados Unidos, y el general Dan Caine, jefe del Estado Mayor Conjunto, ofrecieron una rueda de prensa conjunta. Durante la comparecencia, detallaron los pormenores de los ataques dirigidos contra las plantas de Fordow, Natanz e Isfahán.

El general Caine destacó que la misión constituyó el “mayor ataque operativo de cazas B-2 en la historia de Estados Unidos”. Además, afirmó que la operación causó “daños y destrucción extremadamente severos” a los objetivos iraníes.

La ofensiva áerea “Operation Midnight Hammer” (Operación Martillo de Medianoche)  representó una demostración de capacidad militar y sigilo sin precedentes por parte de Estados Unidos.

Caine comentó, asimismo, que la operación se mantuvo en el más alto nivel de secreto. Indicó que muy pocas personas en Washington estuvieron al tanto de la fecha y los detalles del plan, lo que subrayó la discreción con la que se llevó a cabo esta acción estratégica.

El general Dan Caine, jefe del Estado Mayor Conjunto, puntualizó en la naturaleza de la misión al afirmar que fue “altamente clasificada con muy pocos en Washington sabiendo el momento o la naturaleza de este plan”, lo que evidenció el extremo secretismo que la rodeó.

Siete bombarderos B-2 Spirit partieron desde su base en Misuri. Estas aeronaves, desarrolladas por Northrop Grumman, son las únicas en el mundo capaces de transportar y lanzar la GBU-57/B Massive Ordnance Penetrator (MOP), una bomba antibúnker de 13.600 kilogramos. Su diseño furtivo (stealth), caracterizado por una aerodinámica especial y materiales que reducen la firma radar, garantizó la sorpresa en la penetración de los bombarderos al espacio aéreo iraní.

Los aviones B-2 que Estados Unidos usó para atacar las bases nucleares de Irán.

El trayecto hasta Irán, de 18 horas, exigió múltiples reabastecimientos de combustible en vuelo. Una vez sobre territorio iraní, los bombarderos se encontraron con aeronaves estadounidenses de apoyo en una compleja maniobra. Esta requirió “una sincronización exacta” dentro de un reducido espacio aéreo, según explicó Caine.

La fase de ataque comenzó alrededor de las 17:00 horas (tiempo del Este de Estados Unidos) del sábado. Justo antes de que los bombarderos ingresaran al espacio aéreo iraní, un submarino estadounidense lanzó más de dos docenas de misiles de crucero Tomahawk contra objetivos en el sitio de Isfahán.

Mientras los B-2 se aproximaban a sus blancos, las fuerzas estadounidenses desplegaron “varias tácticas de engaño, incluyendo señuelos”, y cazas especializados despejaron el espacio aéreo, verificando la ausencia de aviones enemigos o sistemas de misiles tierra-aire. El general Caine confirmó que “actualmente no tenemos constancia de disparos realizados contra el paquete de ataque estadounidense en la entrada”.

Aproximadamente a las 18:40 horas (tiempo del Este), es decir, a las 2:10 horas en Irán, el B-2 líder lanzó dos bombas GBU-57 MOP sobre Fordow. Esta planta de enriquecimiento de uranio, situada bajo una montaña y capas de concreto, fue considerada el blanco más sensible de la ofensiva.

Durante los siguientes 25 minutos, se lanzaron un total de 14 MOP sobre dos áreas objetivo nucleares adicionales. Los misiles Tomahawk impactaron en Isfahán después de que las bombas cayeran sobre Fordow y Natanz.

La salida del espacio aéreo iraní también se realizó sin contratiempos. Caine subrayó que no se disparó contra los aviones durante la retirada. “Los cazas iraníes no despegaron, y parece que los sistemas de misiles tierra-aire de Irán no nos detectaron durante toda la misión. Mantuvimos el elemento sorpresa”, declaró el general.

En total, más de 125 aeronaves estadounidenses participaron, entre ellas bombarderos B-2, cazas, aviones cisterna y de vigilancia, y se emplearon más de 75 armas guiadas de precisión.

Las evaluaciones iniciales de daños fueron contundentes. Caine afirmó que los “tres sitios sufrieron daños y destrucción extremadamente severos”. El general advirtió a Irán sobre cualquier intento de represalia, señalando que las fuerzas estadounidenses permanecen “en máxima alerta y están completamente preparadas para responder”, lo que sería una “elección increíblemente desafortunada” para Teherán.

El secretario de Defensa, Pete Hegseth, calificó el ataque como “un éxito increíble y abrumador”. “La orden que recibimos de nuestro comandante en jefe fue enfocada, poderosa y clara”, expresó Hegseth cuando explicó que el objetivo fue “devastar el programa nuclear iraní”, pero no así a las tropas o al pueblo iraní.

En este sentido, el secretario destacó el carácter histórico de la misión: “Nuestros B-2 entraron y salieron de estos sitios nucleares sin que el mundo lo supiera en absoluto. En ese sentido, fue histórico”, y añadió que incluyó la misión más larga de un bombardero B-2 Spirit desde 2001 y el primer uso operacional de la bomba MOP.

El presidente Donald Trump anunció la noche del sábado que Estados Unidos había lanzado los ataques, y en un discurso nacional posterior, aseguró que los sitios “han sido completamente destruidos”. Acompañado por Hegseth, el secretario de Estado Marco Rubio y el vicepresidente JD Vance, Trump describió los ataques como un “éxito militar espectacular” y advirtió sobre ataques “mucho mayores” si Irán no “hace la paz”.

“Si la paz no llega pronto, perseguiremos esos otros objetivos con precisión, rapidez y habilidad; la mayoría de ellos pueden ser eliminados en cuestión de minutos”, sentenció el presidente.

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