Todos conocemos a alguien que parece tener el superpoder de devorar pizzas enteras sin ganar ni un gramo. ¿Cómo es posible que algunas personas no suban de peso a pesar de darse atracones de comida? La respuesta se encuentra en los misterios del metabolismo, ese proceso interno que regula cómo nuestro cuerpo quema o almacena calorías. Vamos a adentrarnos en este fascinante mundo para entender por qué algunos mantienen su delgadez sin esforzarse demasiado.
Antes de ver la razón por la cual algunas personas no ganan peso fácilmente, es crucial comprender qué es el metabolismo. En términos simples, el metabolismo es el conjunto de procesos químicos que ocurren en el cuerpo para convertir los alimentos en energía. Esta energía es esencial para que funcionen nuestras células, órganos y sistemas.
El metabolismo no es un proceso único y uniforme para todos. La velocidad con la que nuestro cuerpo quema calorías varía entre las personas, y esto se conoce como el metabolismo basal. Es la cantidad mínima de calorías que el cuerpo necesita para mantener funciones vitales como la respiración, la circulación sanguínea y la temperatura corporal mientras está en reposo.
El metabolismo basal
Los médicos endocrinólogos explican que no todos compartimos el mismo metabolismo basal; algunos tienen uno alto, mientras que otros lo tienen bajo. Aquellos con un metabolismo bajo son propensos a almacenar energía en forma de grasa, ya que no la gastan tan rápidamente como aquellos con un metabolismo alto, quienes queman calorías más eficientemente.
La diferencia en el funcionamiento del metabolismo no es solo un capricho del azar. La genética juega un papel crucial en este proceso. Sara Gonzáles, nutricionista, destaca que la predisposición genética influye en la facilidad con la que algunas personas ganan peso. Algunos tienen una marcada predisposición a ganar peso, otros una predisposición leve, y hay individuos resistentes a la ganancia de peso.
Factores que influyen en el metabolismo
La edad, el sexo, la calidad del sueño y el estrés también se suman a la ecuación del metabolismo. Así mismo, es importante que la heredabilidad, es decir, la transmisión genética de características de padres a hijos, desempeña un papel, pero no es el único actor en esta obra. La edad y el sexo pueden influir en cómo nuestro cuerpo quema calorías. Además, la calidad del sueño y el estrés, dos elementos comunes en la vida moderna, también pueden afectar la velocidad de nuestro metabolismo.
Hormonas y microbiota
La regulación hormonal es otro aspecto clave que afecta la capacidad de una persona para ganar peso. Las hormonas actúan como mensajeros químicos en nuestro cuerpo, regulando procesos como la saciedad y el hambre, lo que a su vez impacta en la ganancia de peso. Un desequilibrio hormonal puede hacer que algunas personas encuentren difícil acumular kilogramos.
La microbiota, la comunidad de microorganismos que habita en nuestro tracto gastrointestinal, también desempeña un papel crucial. Según Sara Gonzáles, la calidad de la microbiota puede influir en la cantidad de calorías que absorbemos de los alimentos. Factores como la genética, la alimentación recibida durante la infancia y el historial alimentario a lo largo de los años pueden afectar la composición de la microbiota y, por ende, la capacidad del cuerpo para ganar peso.
La capacidad de una persona para ganar o no peso va más allá de simplemente contar calorías. El metabolismo, ese intrincado sistema de procesos químicos, se ve influenciado por factores genéticos, hormonales, ambientales y de estilo de vida. Comprender por qué algunas personas no suben de peso a pesar de comer mucho implica mirar más allá de la dieta y el ejercicio, adentrándonos en los secretos internos de nuestro cuerpo.
En última instancia, cada individuo es único, y su capacidad para ganar peso está determinada por una interacción compleja de factores que hacen que el metabolismo sea tan fascinante como enigmático.