Al igual que otros reptiles, las serpientes tienen su propia forma de controlar la temperatura corporal, que es muy diferente de la de los mamíferos, incluidos los humanos.
Cuando no encuentran una fuente de calor, las serpientes no cumplen sus funciones metabólicas porque necesitan esta fuente de energía del entorno para controlar su temperatura corporal. Por eso, durante el invierno, por ejemplo, estos animales tienden a moverse más despacio.
Como casi todos los reptiles (y también los anfibios), las serpientes son conocidas por ser de sangre fría. De hecho, científicamente se clasifican como ectotermos. Esto significa que obtienen su temperatura corporal del entorno porque son incapaces de generar su propio calor, explica un artículo sobre el tema publicado por la Universidad de Arizona (Estados Unidos).
Para saber más sobre el funcionamiento del cuerpo de estos reptiles, National Geographic explica cómo funciona exactamente este mecanismo de control de la temperatura en los animales ectotermos, como las serpientes, y cómo se diferencia del modo en que los humanos (y otros mamíferos y aves) regulan su temperatura corporal.
En determinadas situaciones, como cuando tienen crías, las serpientes pitón se envuelven alrededor de sus huevos y hacen vibrar distintos músculos para calentarlos. La serpiente de cascabel también puede modificar su temperatura corporal: genera calor cuando está preñada para ayudar al desarrollo de las futuras crías.
¿Cómo regulan su temperatura corporal los animales de sangre fría, como las serpientes?
Las serpientes son de sangre fría porque pertenecen al grupo de los animales ectotermos, que incluye a casi todos los reptiles y anfibios. Su principal característica es que no son capaces de generar calor internamente en su cuerpo, según la definición del Instituto Butantan (institución gubernamental de São Paulo, Brasil, que lleva a cabo investigaciones desde 1901).
Por ello, la temperatura interna de estos animales está directamente relacionada con la temperatura del entorno en el que viven. Como consecuencia, la única forma que tiene un animal de sangre fría (como una serpiente) de cambiar y regular su temperatura corporal interna es moverse para absorber la temperatura exterior.
«La temperatura corporal influye en distintos aspectos conductuales y fisiológicos de las serpientes, como la locomoción, la función inmunitaria, la alimentación y el crecimiento. Buscan el calor para activar la circulación, para producir hormonas e incluso para facilitar la digestión», dice un artículo del sitio web del Instituto Butantan.
De acuerdo con la Universidad de Arizona, cuando las serpientes no tienen una fuente de calor que absorber, son incapaces de cumplir sus funciones metabólicas. Por ese motivo, en invierno tienden a ralentizarse e incluso pueden evitar alimentarse, pasando por un proceso de letargo similar a la hibernación de los mamíferos. Este proceso se denomina brumación.
El calor, por su parte, está relacionado con la reproducción de las serpientes, que aprovechan los meses cálidos. Sin embargo, si la temperatura del ambiente es demasiado alta, pueden refugiarse en un lugar fresco y entrar en un estado de letargo conocido como aestivación, que les ayuda a sobrevivir, explica Butantan.
Las serpientes no pueden generar calor internamente en su cuerpo, por lo que se consideran animales ectotermos.
¿Cuál es la diferencia entre los animales de sangre fría y los de sangre caliente en lo que respecta al control de la temperatura?
Los animales de sangre caliente se conocen como endotermos y en este grupo se incluyen las aves y los mamíferos (incluido el ser humano). La principal diferencia entre los animales de sangre caliente y los ectotermos es que los primeros son capaces de generar calor internamente mediante reacciones metabólicas en su cuerpo y mantener así una temperatura estable, ya sea en verano o en invierno, describe el Instituto Butantan.
Además, los animales endotérmos disponen de una función fisiológica de equilibrio de la temperatura que les ayuda en esta regulación, denominada termorregulador. De este modo, consiguen mantener su temperatura corporal dentro de un estrecho margen, sin grandes subidas ni bajadas, independientemente de las condiciones externas.
Para ello, han desarrollado comportamientos complejos para regular su temperatura corporal, como tiritar para generar calor o sudar para refrescarse en los días más calurosos.
Una curiosidad que presenta Butantan es que, aunque la mayoría de las especies de serpientes y culebras son ectotérmicas, hay algunas que (en determinadas situaciones) escapan a la regla y consiguen producir calor corporal por sí mismas.
Es el caso de las pitones madre y las serpientes de cascabel, que elevan su temperatura corporal interna en favor de sus crías. La pitón, que es ovípara, se acurruca sobre sus huevos y hace vibrar distintos músculos para calentarlos. La serpiente de cascabel, que es vivípara, genera calor cuando está preñada para favorecer el desarrollo de las futuras crías.