El plan de defensa espacial de China contra asteroides usa tecnología de la NASA como referencia y busca la cooperación global.
China, entre otras potencias, asumieron hace tiempo que el riesgo de un impacto cósmico exige respuestas colectivas. Ninguna nación puede aislarse ante una amenaza de tal magnitud. Los expertos advierten de que un asteroide en trayectoria peligrosa podría arrasar ciudades enteras. Además, podría alterar la vida en el planeta. Solo una infraestructura global ofrecería una oportunidad real de evitar un desastre así.
La idea de un país que actúe en nombre de todos ya no pertenece a la ficción. Ahora forma parte de debates científicos y políticos. Dentro de esa lógica surgió un plan que coloca a China como protagonista en la construcción de una defensa frente a meteoritos. Wu Weiren, diseñador jefe del programa lunar chino, explicó en la cadena CGTN que su país ejecutará este año una misión “de demostración de impacto cinético”. El objetivo es modificar la órbita de un asteroide.
Un plan en tres ejes
La iniciativa prevé el lanzamiento de dos sondas. Una se dedicará a observar de cerca el objetivo. La otra sonda colisionará contra él. La expectativa es desplazar su trayectoria entre 3 y 5 centímetros. La magnitud del reto es evidente. Ese ligero cambio sería suficiente para apartar al objeto de un rumbo peligroso a cientos de miles de kilómetros de distancia.
El interés de Pekín no se limita a un único experimento. Sus científicos trabajan desde hace años en un entramado tecnológico con tres ejes. Estos ejes son: alerta temprana, intervención en órbita y respuesta sistémica. La estrategia incluye telescopios terrestres y orbitales. También abarca simulaciones constantes de trayectorias con cohetes.
El propio Wu citó la base de datos de la NASA que en junio de 2021 registraba más de 26.000 objetos cercanos a la Tierra. Entre ellos, 2.185 se catalogaron como peligros potenciales. Weiren afirmó que “hay miles de asteroides cercanos a la Tierra potencialmente peligrosos, y la cifra aumenta según abren nuevos telescopios de rastreo”.
El diseño del sistema chino contempla escenarios extremos. En 2022, la Academia China de Ciencias Sociales propuso el uso de cohetes de gran potencia. Además, en caso de objetos gigantes, propusieron soluciones con artefactos nucleares. Esa posibilidad se mantiene en la agenda como un último recurso. La defensa planetaria, en palabras de Wu, necesita un abanico de métodos. También requiere un alto grado de automatización. Esto permitiría responder en minutos desde la Tierra, el espacio o incluso la Luna.
La NASA como referencia
El avance chino no se comprende sin recordar la experiencia previa de Estados Unidos. En septiembre de 2022, la NASA estrelló deliberadamente la sonda DART contra Dimorfos. Este asteroide de 160 metros se vinculó al sistema Didymos. Según confirmó la propia agencia, la órbita del cuerpo se redujo en 33 minutos.
Fue la primera vez que un artefacto humano consiguió alterar el movimiento de un objeto espacial. Esto abrió el camino a programas de defensa real. Esa proeza se convirtió en el espejo en el que Pekín mide ahora su propia misión.
El plan chino suma, además, proyectos paralelos que apuntalan su capacidad tecnológica. En mayo se lanzó Tianwen-2 con destino al asteroide 2016 HO3. Se trata de un objeto cercano a la Tierra. El propósito es recolectar muestras. Después viajará al cometa 311P en el cinturón de asteroides. Shan Zhongde, director de la Administración Nacional del Espacio de China, anunció que las muestras llegarán en dos años. Estas permitirán estudiar la composición y la historia térmica del objeto. Eso tendrá un claro valor tanto científico como aplicado a la defensa planetaria.
Una iniciativa de toda la humanidad
El gobierno de Pekín insiste en que la iniciativa trasciende la competencia entre potencias. Wu Weiren declaró que la defensa planetaria afecta a toda la humanidad. Por eso, ofreció compartir datos y tecnología con otros países. El objetivo es integrarlos en una red internacional de preparación. La colaboración, si se materializa, permitiría sumar telescopios orbitales y terrestres de distintas naciones. Todos formarían parte de un sistema conjunto de alerta y respuesta.
Esa invitación se produce en un contexto de rivalidad con Estados Unidos. No obstante, la naturaleza del peligro obliga a suavizar la lógica de la carrera espacial. Un meteorito carece de bandera. Por lo tanto, tanto DART como la misión china persiguen una misma meta. Esta es asegurar que la Tierra cuente con recursos suficientes. Así podrá apartar del camino cualquier roca errante. En esta competición, cada avance multiplica la capacidad de supervivencia del planeta. Ahí nadie se puede permitir mirar hacia otro lado.