El dúo Pimpinela dio inicio la noche del viernes al tramo local de la gira internacional iniciada en octubre pasado en Estados Unidos para conmemorar sus 40 años de actividad, con un poderoso show en el repleto estadio porteño Luna Park donde repasó su exitosa trayectoria y reeditó el fogoso lazo con una audiencia diversa y extasiada.
A más de cuatro años de su anterior paso por ese escenario –al que volverá este sábado- y con una cita varias veces demorada a causa de la pandemia, Lucía y Joaquín Galán protagonizaron una velada festiva y contundente para celebrar en gran forma el imponente camino de la singular propuesta.
Al frente de una arrasadora y sincronizada banda de 10 músicos y tres coros (Oscar Patiño, Karina Barda y Tali Lubie) y de una descomunal pantalla donde la dupla dialogó con su propia historia en videoclips e imágenes varias, Pimpinela desarrolló un espectáculo rotundo ideado y dirigido por Joaquín.
Al grupo con dirección musical del pianista Sebastián Fahey lo integraron Sebastián Garay (bajo), Miguel Brignole (guitarra), Diego Valcarce (batería), Hernán Vasallo (teclado), Carli Salas (percusión) y los vientos a cargo de Pablo Fortuna, Miguel Hornes, Andrés Ollari y Juan Luis Canosa.
Con su impactante voz como protagonista central de la mayoría de las historias entre musicales y teatralizadas, Lucía además volvió a constituirse en la aclamada referente de una platea con mayoría de mujeres.
Es que apelando además a las dotes histriónicas que también le deparan un tránsito en la actuación, la artista asumió con enérgica prestancia un rol femenino fuertemente empoderado, anterior que el término adquiriera la espesura política actual.
La intérprete, que el lunes cumplirá 61 años, volvió a moverse con soltura y simpatía en el rol de heroína de las historias melodramáticas de un repertorio donde su pareja masculina la engaña o la ignora sistemáticamente.
Pero inclusive en el tema «Ese estúpido que llama», donde él descubre que la infidelidad es de ella y se marcha, el público la festejó calurosamente.
«¿Escuché mal o las chicas gritaron esto como un gol?. Se ve que no entendieron la letra de la canción», bromeó Joaquín, autor de todo el repertorio, estoico receptor de los reproches cantados y recurrente culpable en esos conflictos de pareja.
La velada (prologada por tres canciones a cargo del cordobés Pablo Kurday) comenzó a las 21.15 con la pantalla repasando los mojones y las distintas estéticas que Pimpinela surcó en cuatro décadas a la vez que sonaban fragmentos de sus canciones más populares que la gente cantó a voz en cuello como lo haría instantes después en las versiones en directo.
El repaso permitió apreciar el imponente andar del binomio, su increíble producción de hits y el modo en que atravesó una época de cambios sociales en las relaciones yendo del amor romántico establecido a otros lazos entre personas del mismo género o con diferencia de edades.