Los jurados encontraron culpable a la enfermera. También condenaron a la exdirectora del hospital, Liliana Asís, a 5 años y 4 meses por no denunciar a tiempo. El exministro de Salud de la provincia fue exculpado.
Brenda Agüero, enfermera del hospital Materno Neonatal “Ramón Carrillo” de Córdoba, fue condenada a prisión perpetua por la muerte de cinco bebés. El caso causó gran conmoción en el país, ya que se trataba de recién nacidos sanos que fallecieron en el hospital bajo circunstancias sospechosas. Tras un largo juicio, un jurado popular determinó que Agüero inyectó insulina o potasio a los bebés, sustancias incompatibles con la vida, y la responsabilizó también por tentativa de homicidio en otros ocho casos en los que los niños lograron sobrevivir.
Además de la enfermera, la exdirectora del hospital, Liliana Asís, fue condenada a cinco años de prisión, aunque recuperó la libertad tras pagar una fianza millonaria. El exministro de Salud, Diego Cardozo, fue absuelto por el delito de encubrimiento. También recibieron condenas otros funcionarios, como la jefa del área de Neonatología, Marta Gómez Flores, por falsedad ideológica y encubrimiento. La causa incluyó además a varios médicos y funcionarios públicos que fueron evaluados durante el proceso.
El juicio, que comenzó en enero y se extendió durante seis meses, fue uno de los más importantes y mediáticos en Córdoba. Durante las audiencias, se escucharon testimonios conmovedores de madres que perdieron a sus hijos y de familiares que exigieron justicia. La investigación surgió luego de una serie de muertes inexplicables de recién nacidos entre marzo y junio de 2022, con la hipótesis inicial de reacciones a la vitamina K que luego fue descartada.
La “noche fatídica” del 6 de junio fue un punto clave en la investigación, cuando cuatro bebés sufrieron complicaciones, de los cuales dos fallecieron y otros dos sobrevivieron gracias a la rápida intervención médica. Tras este episodio, se abrió un sumario interno en el hospital, pero la denuncia ante la Justicia fue presentada casi un mes después por un familiar de una de las profesionales del centro.
Los peritajes realizados durante el juicio confirmaron que las muertes de dos bebés fueron homicidios causados por la inoculación externa de potasio e insulina, y que hubo indicios similares en otros casos. En el celular de la enfermera se hallaron archivos relacionados con el efecto de estas sustancias, aunque ella defendió su inocencia y afirmó que ese material era parte de su formación profesional.
El proceso judicial también puso en el centro la responsabilidad de las autoridades del hospital y la falta de una denuncia inmediata ante las primeras muertes, lo que, según la fiscalía, impidió medidas que podrían haber evitado tragedias posteriores. El caso dejó una profunda huella en la comunidad y marcó un antes y un después en el sistema de salud provincial.