Un misil ruso impactó en un centro comercial de Ucrania: 11 muertos y decenas de heridos

Dia uno
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Kremenchuk, una ciudad industrial de 217.000 habitantes de la provincia de Poltava, sobre las márgenes del río Dnieper, es la sede de la mayor refinería de petróleo de Ucrania.

El gobernador de Poltava, Dmitro Lunin, dijo que 10 personas murieron y 40 resultaron heridas en el ataque al shopping, en el que había más de 1.000 visitantes.

Zelenski enfatizó por Twitter que el objetivo atacado “no representaba una amenaza para el ejército ruso” y no tenía “valor estratégico”, al tiempo que acusó a Rusia de sabotear “los intentos de la gente de vivir una vida normal».

Otro bombardeo ruso mató este lunes a cuatro personas e hirió a 19 más en la norteña ciudad de Jarkov, dijo el gobernador de la provincia del mismo nombre, Oleg Sinehubov, sin dar más detalles.

Los ataques llegan con la guerra ya en su quinto mes y en medio de esfuerzos de las potencias aliadas de Ucrania de mantener la unidad de acción en la entrega de armas a Kiev y la adopción de sanciones contra Rusia por la invasión pese al descalabro económico mundial provocado por el conflicto.

Reunidos en Alemania, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y los demás líderes del Grupo de los Siete (G7) se comprometieron hoy a apoyar «el tiempo que sea necesario» en términos humanitarios, diplomáticos y militares a Ucrania, y prometieron más sanciones contra Rusia.

En una intervención telemática ante la cumbre del G7, Zelenski instó al G7 a «hacer lo máximo» posible para terminar antes de fin de año la guerra y evitar «la dureza del invierno», que hace más difícil combatir.

La cumbre del G7 se seguirá este martes de otra de la OTAN en Madrid en la que Biden y los otros líderes de los 30 países aliados acordarán reforzar el apoyo militar a Ucrania, dijo el secretario general de la alianza atlántica, Jens Stoltenberg.

Stoltenberg anunció además que la OTAN elevará a 300.000 la cantidad de soldados de su fuerza de reacción rápida, un aumento de casi ocho veces para prepararse para una «era de competencia estratégica» con Rusia y China, según señaló.

El canciller ucraniano, Dmitro Kuleba, dijo que la respuesta de las potencias al ataque contra el shopping de Kremenchuk debía ser «más armas pesadas para Ucrania, más sanciones contra Rusia y más compañías abandonando Rusia».

«Rusia es una desgracia para la humanidad y debería enfrentar las consecuencias», escribió Kuleba en Twitter.

El primer ministro británico, Boris Johnson, condenó el «ataque espantoso» contra el shopping y dijo que mostraba «el nivel de crueldad y barbarismo» del presidente ruso, Vladimir Putin.

El secretario de Estado estadounidense, Antony Binken, dijo que el mundo estaba «horrorizado» por el bombardeo y que los responsables iban a «rendir cuentas».

El vocero del secretario general de la ONU, António Guterres, dijo que el ataque era «totalmente execrable», informó la agencia de noticias AFP.

El bombardeo es de los más letales contra un objetivo civil desde el inicio del conflicto.

En marzo, otro contra un teatro de la ciudad de Mariupol dejó unos 300 muertos, según estimaciones de autoridades locales. Más de 50 personas murieron por el impacto de un misil en una estación de trenes de la ciudad oriental de Kramatorsk en abril. En marzo, 47 personas murieron en otro ataque a un edificio residencial en Jarkov.

Los bomberos intentan apagar el fuego Foto AFP
Los bomberos intentan apagar el fuego. Foto: AFP.

El domingo, Rusia lanzó sus primeros ataques contra Kiev, la capital de Ucrania, en tres semanas. Autoridades ucranianas dijeron que una persona murió y otras seis resultaron heridas cuando un misil ruso alcanzó dos edificios residenciales de la norteña ciudad.

Rusia dijo que lo que atacó fue una fábrica de misiles cercana a los edificios y que lo que impactó en ellos fue un misil antiaéreo ucraniano.

El ataques en Kremenchuk llegó en momentos en que Rusia redoblaba una devastadora ofensiva por tierra y aire contra una de las últimas ciudades bajo control ucraniano en la región del Donbass, en el este de Ucrania.

El Ejército ruso continuó bombardeando hoy fuertemente la ciudad de Lisichansk, en la provincia de Lugansk, luego de capturar el fin de semana la vecina ciudad de Severodonetsk, tras semanas de sitio y ataques aéreos y de artillería.

«El Ejército ruso está arrojando fuego» sobre Lisichansk, dijo hoy el gobernador de Lugansk, Sergii Gaidai, en Telegram.

El Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas de Ucrania dijo que las fuerzas rusas estaban intentando bloquear a Lisichansk por el sur, luego de haber capturado el fin de semana varios pueblos y localidades en esa zona.

Rusia controla más de 95% de Lugansk y cerca de la mitad de Donetsk, la otra provincia que forma el Donbass. Moscú se fijo como objetivo la captura de toda la región minera e industrial luego de replegar a sus tropas de los alrededores de Kiev, Jarkov y otras ciudades norteñas, a fines de marzo.

Separatistas prorrusos alzados en armas desde 2014 han proclamado repúblicas populares en Donetsk y Lugansk cuya independencia fue reconocida por Rusia días antes de lanzar la invasión a Ucrania, el 24 de febrero pasado. Las milicias de los separatistas luchan ahora del lado de las fuerzas rusas.

El vocero de las milicias de Lugansk dijo hoy que los combatientes había tomado control de una vasta planta química de Severodonetsk que sirvió de refugio a los últimos soldados que Ucrania tuvo en la ciudad hasta que ordenó su retirada, poco antes de su caída, el sábado pasado.

Autoridades separatistas de Lugansk dijeron que 500 civiles que también estaban refugiados en la planta de Azot fueron evacuados en las últimas 24 horas.

La captura de Lisichansk liberaría a unidades rusas para avanzar sobre Sloviansk y Kramatorsk, las últimas grandes ciudades controladas por Ucrania en el Donbass, ambas en Donetsk.

Fuente telam

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